EMOLTV

Patricio Pimienta, la catarsis del humor

Este profesor de actuación y director de teatro desde hace tiempo encontró el humor como método de expresión. Pero de él, sobre todo destaca la función sanadora que tiene para limpiar el espíritu de acontecimientos tan malos, como los ocurridos en 2010.

26 de Enero de 2011 | 09:11 | Por Ángela Tapia F., Emol
imagen
Francisca Barra, El Mercurio.
“Al gobierno le faltó sentido del humor (para el rescate de los mineros)”, dice seriamente Patricio Pimienta en uno de sus monólogos del “Club de la Comedia”, comentando el suceso que recientemente había pasado en el país. “¿Sabes lo que hubiera hecho yo cuando salió el primer tipo, el Florencio Ávalos? Lo sacan y, ¿qué hacemos todos? Nos escondemos. Y cuando sale, ‘¡sorpresaaaaaaa!’”, remata, sacando las carcajadas del público que ha asistido a su programa de los martes.

Hace tiempo que la gente dejó de estornudar cuando escucha el nombre de Pato, sino que ahora se ríen. Cuando era muy chico, se escondía cuando la profesora empezaba a pasar la lista y comenzaba a acercarse a los apellidos con la petra pe. “Padilla, Pérez, Pinto, Pimienta... ¡Aachú! Y cuando hacían eso, era porque yo estaba, así que no decía ni ‘presente’. Ahora siempre la gente me pregunta si me llamo así de verdad, porque todos creen que es un nombre artístico (...) Se convirtió en una marca”, dice el actor, director de teatro y humorista.

Conocido en la televisión por sus monólogos y sus personajes como “El celoso” -con su controvertido insulto a su polola cuando ésta hablaba con otro hombre, cosa que fue reclamada por el Sernam- y el homofóbico amigo de Alex, “El gay encubierto”, Pato y sus compañeros han debido enfrentar varios alegatos de personas que no están de acuerdo con su forma de hacer humor e incluso se vieron enfrentados al Consejo Nacional de Televisión, que debatió si los gags de Jesús y los apóstoles era una ofensa a la fe en Cristo, asunto del que salieron los del Club vencedores.

“Chile es un país inmaduro”, dice el ex integrante de la compañía teatral La Patogallina y otrora Manuel Rodríguez en la recordada obra “El Húsar de la Muerte”. Este profesor de actuación dice que aún falta camino por recorrer en el desarrollo humorístico chileno, porque aún se esconden muchos chistes en el ámbito privado, que si se hacen públicos son motivo de duras críticas.

Hasta fines de enero, junto a sus compañeros del Club, Juan Pablo Flores, Alison Mandel y Jenny Cavallo, presenta en el teatro Mori del Parque Arauco, “2010, ¡el año de mierda!”, donde espera reírse de los acontecimientos que marcaron el año pasado y que terminaron con la mayoría de los chilenos esperando que el 2011 llegara rápido. El motivo de esto, no es otro que el que el humor logra cuando las personas son capaces de reírse de sus problemas, un método sanador, para limpiar el alma y seguir adelante.


-¿Qué buscas en el Club o haciendo stand up?

“Llena una parte mía, me permite hacer humor, que para mí es súper interesante porque siento que es una forma de comunicar muy directa. Esa es una de las motivaciones de mantenerse en este cuento. Pero, paralelamente, lo que hago en teatro tiene una línea fuerte de humor, pero no como lo que hago en el Club. Es un humor más centrado en la imagen, en la ironía. Así siento que las cosas igual se emparientan y no están tan alejadas”.

-De los personajes que has hecho en el Club, ¿a cuáles les tienes más cariño?

“Con JP (Juan Pablo) hicimos ‘El gay encubierto’ que funcionó y gustó. Tiene que ver con las inseguridades de estos amigos que andan siempre juntos y que dudan de su sexualidad, o del amigo homosexual que quiere conquistar a su amigo. Generaba mucha empatía con la gente. Muchos decían ‘ah, yo tengo un amigo así’. También me enganché mucho con el personaje del celoso. Sentí que era bueno, porque por un lado tenía una cosa delirante, oscura, y por otro, algo social, que denunciaba la conducta de algunos hombres”.

-Algo que no fue bien visto por el Sernam.
“No. De hecho, tuvo una demanda en su momento, pero después salimos airosos de eso y no tuvimos ningún problema. Hasta tuve que hacer una defensa del personaje y explicar lo que yo quería decir, y que lo que buscaba no era degradar a la mujer, sino que develar una conducta de los hombres, de manera ridícula, frente a sus celos y sus miedos... Al final, el celoso era un cobarde, alguien temeroso, inseguro... La gente lo entendió así y a las minas les gustaba mucho. En carrete que andaba me decían: ‘oye, me puedes decir ‘estái puro marac...’. Me tenía que tomar fotos en el supermercado poniendo la cara y todo”.


-Superado y cerrado lo del CNTV y los gags de Jesús, ¿hay temas con los que te autocensuras?

“Creo que sí. Más que autocensura, hay reflexiones personales con respecto a temas súper complejos y delicados como para reírse, muchas de ellos circunstanciales. Por ejemplo, si pasó lo del incendio en la cárcel donde murió mucha gente, yo no voy a hacer un monólogo al otro día para reírme sobre los incendios en las cárceles. Hay que tener cierta sensibilidad. Ahora, sí puedo ponerme a hablar de ese tema para evidenciar las condiciones precarias en las que se vive en la cárcel; utilizar el humor para denunciar, pero no para reírme de las víctimas. En ese sentido, lo que muchas veces hemos dicho es que sea un humor directo, irónico, claro, pero que no sea ofensivo.
“Por ejemplo, el tema de los mineros lo quisimos tocar mucho antes, pero como estaba la inestabilidad de que en un momento se podía caer todo y se morían todos, se ponía demasiado sensible. Me acuerdo que vi el rescate completo ese día y armé el monólogo, sorprendiéndome de las cosas que iban pasando. Pero el monólogo cumplía la función de develar nuestras conductas frente a un hecho tan mediático. No sé, mostrar la actitud de Piñera frente al hecho, su necesidad de ojalá él bajar y sacar al primer minero. También el rol que cumplieron los medios, filtrando la información. Después sentía que los periodistas iban a buscar a cualquier tipo que salía de un hoyo o un alcantarillado. Pero antes, la presión que hicieron los mapuches para salir en los medios fue demasiada y recién después los pescaron”.

 

-Parece que a nivel privado nos podemos reír libremente de todo, no así cuando alguien dice los chistes en televisión.

“Obvio. Nosotros mismos, cuando armamos el programa o ironizamos, decimos unas cosas descarnadas. Lo mismo con mis amigos, soy súper irónico y nos reímos y tiramos la talla y hablamos cosas mucho más oscuras, pero al traspasar eso a lo público, hay que empezar a filtrar, no en beneficio tuyo, sino porque lo que estás haciendo es transversal. Tal vez, si esa filtración pública no existiese, seríamos mucho más descarnados todavía. Pero nosotros igual vamos a empujar lo más que podamos, en términos de lo que podamos mostrar y decir. En ese sentido, nos parecía que lo que se hizo con Jesús era viable. No estábamos ironizando con la Iglesia Católica o la fe. Y si fuimos absueltos fue porque no nos reíamos de la fe de las personas, sino que jugamos con el tema del culto, pero sin el afán de dañar a nadie”.

 

-¿Crees que han estado abriéndole las puertas a la libertad de futuros humoristas?

“Yo creo que sí. En su minuto, ‘La última tentación de Cristo’ no pudo ni entrar al país. Y en este caso, lo que se generó fue una reflexión social. Todo el mundo entró a los foros a discutir sobre el tema y me parece que es interesante que eso pase, si a la larga va a permitir que si se da una nueva película, chilena tal vez, sobre el tema, ya no exista esa discusión. Eso, en la medida en que seamos capaces como país de ir limpiando estas discusiones o de ir agrandándonos también. Yo estaba en Buenos Aires cuando se hizo el primer matrimonio homosexual, cosa que en este momento es incompatible con Chile. Hasta me emocioné viendo a los tipos. Y después hicimos un chiste en vivo con ‘El gay encubierto’, donde el tipo me invitaba a Buenos Aires. Pero también lo pensé mucho, porque estamos al lado, pero nos separa una montaña que es tan fuerte, que logra separarnos en convicciones, en maneras de ver el mundo, en manera de aceptarnos y acercarnos. Porque mal que mal, todos tenemos un amigo, o un familiar homosexual, con el cual nos emparentamos, nos amistamos y  queremos. Me parece que esto a la larga va a cambiar. En 10, 15 años más vamos a tener nuestros propios casados, estoy seguro. Pero aún somos un país súper inmaduro”.

-¿Por eso nos cuesta reírnos?
“Absolutamente. Por eso no nos vamos a reír de los temas como Jesús, pero sí en lo privado, ocultos. Y eso es más oscuro, porque nos convierte en personas maquiavélicas”.

 

-¿Somos cínicos?

“Más que eso, somos un país inmaduro. Chile tiene recién 200 años. Ahora, Argentina tiene un poquito más no más, pero tiene una pachorra y un peso histórico, una descendencia italiana que a ellos ¡waaaaa!, les da una energía única y son mucho más directos que nosotros. Se pueden equivocar en muchas cosas, pero son directos. Si un paco te quiere cagar te lo dice directamente. Yo encontraba que eran irrespetuosos; si un semáforo está en rojo y no viene nadie, pasan igual. Mientras que uno parece un idiota aquí, a las 4 de la mañana en el auto, con luz roja y parado en la calle solo, durante el minuto y medio. No tiene sentido”.

 

-¿Y tú te pasas la luz roja?

“No. No falta el paco escondido, ese paco con fe que se esconde para sacar su primer parte”.

 

-¿Cómo podríamos aprender a reírnos?

“Creo que el año pasado nos permitió eso. Fue tan intenso el 2010, que por eso nuestro espectáculo es del año 2010, ‘el año de mierda’, porque es como para hacer catarsis. El humor cumple esa función. Entonces, agarramos todo lo que pasó en el 2010 y decimos ‘ya, nos reímos y nos reímos y nos limpiamos’. Ese es el fundamento para reír. Por eso la gente se ríe en los funerales, hay lugares insólitos donde la gente busca la manera de reírse porque es sanador”.

-¿Cuál es tu vicio privado?

“Descubrí hace muy poco un vicio, que es la Wii. El otro día estuve mucho rato jugando y después me vino esa culpabilidad de que estaba perdiendo el tiempo, pero es la raja jugar. Hago lo más básico, el ‘Wii Sport’. Mi hijo de 6 años (Falco, que significa ‘el que ve más allá’) tiene su ‘Mario Galaxy’ que es demasiado complejo para mí. Yo juego tenis o golf, bowling... Son más sencillos. Lo otro son las manualidades. Cuando mi hijo tiene que ir ir disfrazado al colegio, mi mujer hace los trajes y yo las máscaras”.

EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?