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Juegos, idiomas y afecto ayudan a potenciar el desarrollo de los bebés

Las vacaciones son una buena oportunidad para que los padres participen en la estimulación.

18 de Febrero de 2011 | 16:44 | Por Pilar Lagos, Emol
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Julio Maillard, El Mercurio
Estar de vacaciones es sinónimo de más tiempo libre y, por lo tanto, una buena oportunidad para poner más atención a los hijos pequeños. Esto ya que, según los especialistas, los tres primeros años de vida son cruciales en el desarrollo de los bebés.

"La ciencia ha mostrado que los primeros tres años de vida es la etapa donde se producen más conexiones neuronales", afirma Luisa Schonhaut, pediatra de la Clínica Alemana. Según explica la doctora, "vamos haciendo una sinapsis, que son como circuitos que armamos y que nos permiten asociar y conocer", y agrega que "las áreas más importantes son las emociones, el lenguaje, la sociabilidad y el apego, ya que son fundamentales para la vida".

Por su parte, el pediatra Pedro Barrera añade: "Es una etapa que constituye la base del futuro en términos de experiencia, seguridad y amor, pilares fundamentales para procesos tan claves como el desarrollo del vínculo social, la capacidad de expresar emociones con autonomía y el logro de su independencia".

De esta manera, la época de vacaciones debería ser aprovechada al máximo, especialmente por aquellos padres que trabajan a tiempo completo durante el resto del año. "Creo que es importante darle el mayor tiempo posible", sostiene Luisa Schonhaut, aunque asegura que lo más importante es la calidad y no la cantidad.

Un buen ejemplo -afirma la especialista- es que los padres traten siempre de comer con sus hijos o por lo menos que una vez al día tengan una comida familiar. Asimismo, que haya conversación e interés por lo que ellos hacen y su mundo. "Aunque (los padres) lleguen súper cansados, traten de dedicarle tiempo mientras los niños están despiertos", enfatiza la pediatra.

Según datos del National Center for Infants, Toddlers and Families, tener contacto con un recién nacido afecta el desarrollo cerebral, incluso cuando se toma cuidadosamente a un niño en los brazos. A esto se le denomina "alimentación sensorial". Así, lo que los padres pueden hacer con sus hijos es abrazarlos y mecerlos en sus brazos, y ver qué es lo que más les gusta. Bañarlos y alimentarlos también implica el contacto.

Lo que si está claro es que si no existe afecto por parte de los padres "es probable que (los niños) busquen a otra persona que supla el contacto. Si los papás no pueden, probablemente la nana es la que se convertirá en su figura de apego", puntualiza Schonhaut.

Otra actividad que también puede potenciar el desarrollo de los bebés son los masajes. "Los niños van sintiendo cada pedacito de su cuerpo y en el fondo eso también les va ayudando con esa sinapsis", dice la pediatra.

En cuanto al lenguaje, la doctora Schonhaut añade: "Si los papás son bilingües, es recomendable que le hablen en ambos idiomas porque el niño tiene la capacidad de aprender el otro idioma como lengua materna".

Por su parte, el doctor Barreda sostiene que es importante respetar el ritmo de los niños, estar atentos a cualquier indicio de hambre, sueño e incomodidad. Incluso, el factor de vestimenta es importante, ya que éste debería ser apropiado para la edad y permitir la libertad de movimiento.

Sin embargo, la pediatra de la Clínica Alemana explica que es normal que un niño haga pataletas."Tiene que descubrir su yo, su metro cuadrado. Es normal, es parte de la tarea que él tiene que suplir. Eso le va a ayudar a resolver sus emociones y su rabia durante la vida adolescente y la vida de adulto", dice.

A continuación les entregamos algunas sugerencias para impulsar el desarrollo de los bebés:

- Permitirles explorar (sin golpearse) y descubrir.

- Que escuchen cualquier tipo de música, algo que les guste a los papás también.

- Contarles cuentos, sentarse con ellos, jugar con ellos.

- Mantener una rutina ordenada.

- Salir a pasear por la plaza.

- Alimentarlos con comida saludable, como frutas y verduras.

- Expresarles amor, al estar presentes en momentos íntimos como la hora del baño, de la comida o del sueño.

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