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Gabriel Prieto: Reflexiones de pareja

Cumpliendo 20 años junto a la Compañía Teatro Aparte -junto a su amigo del alma, Rodrigo Bastidas, y sus compañeros Elena Muñoz, Magdalena Mex-Neef y Juan Bennet- este actor divide su trabajo en teleseries con varios éxitos en el escenario, que siempre intentan analizar la situación de la pareja chilena de hoy. No se casaría de nuevo, asegura tras hablar sobre los pormenores de las relaciones amorosas.

30 de Marzo de 2011 | 08:57 | Por Ángela Tapia F., Emol
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Carla Dannemann, El Mercurio.
Nadie les enseñó a ser padres. Los personajes de “Yo, tú y... ellos”, nunca supieron que formar una familia significaría trabajar una paciencia sobrehumana con los hijos y tener que lidiar con grandes sumas de dinero gastadas en doctores y cumpleaños, con la organización de cada uno de los detalles del hogar e incluso con las drogas. Todo esto, mientras el cuerpo de ellos ya no rinde como antes, se ve más deteriorado y aún así hay que seguir alimentando el amor de pareja. No es fácil, y Gabriel Prieto lo sabe.

Él junto a sus colegas y mejores amigos de la Compañía Teatro Aparte -Rodrigo Bastidas, Elena (Nena) Muñoz, Madgalena Max-Neef y Juan Bennet-, cumplen este 2011 veinte años de trabajo en las tablas, hablando de ellos mismos y de los principales problemas que les ha presentado la vida. Desde “¿Quién me escondió los zapatos negros?”, “De uno a diez, ¿cuánto me quieres?” a “Mentirosos” y la obra que actualmente exhiben, el tema de la pareja, la familia y los fracasos en las relaciones han sido tema de reflexión constante, sacando carcajadas a un público que parece identificarse poderosamente con las escenas.

“Es como dice el dicho, ‘habla sobre tu aldea y hablarás sobre el mundo’. Hablamos de las cosas que nos han pasado, y nos hemos dado cuenta que la vida de los seres humanos es bastante parecida”, cuenta Prieto en el teatro de su compañía en el Barrio Bellavista, donde se preparan para el estreno de “Yo, tú y... ellos”, la obra con la que comenzarán los festejos de su aniversario y que luego se presentará en la Sala Mori del Parque Arauco, para finalizar el aniversario con la reposición de sus principales trabajos en el Teatro Nescafé de las Artes.

Mirando hacia atrás, Gabriel resume la historia de su grupo, contando que han pasado por aguas turbulentas y quietas, pero que siempre han salido a flote. “De eso se trata, no de que todo sea miel sobre hojuelas”, dice, tras hablar de lo que tal vez fue el episodio que más evidencia la experiencia de los propios actores con los temas que hablan en sus obras, cuando dos de sus integrantes, Nena y Rodrigo -el mejor amigo de la vida de Prieto- dieron por terminado su matrimonio. “Ya llevan casi diez años separados y, sin embargo, tienen una excelente relación y seguimos trabajando juntos. La Nena tiene su pareja nueva y Rodrigo también”, explica.

-¿Pero qué tan complicada fue para ustedes esa etapa, como compañía?
“Fue complicado, porque más allá de que las separación sea amistosa, nunca es agradable, y nosotros fuimos testigos de primera fila de todo lo que sucedió. Bueno, yo también me separé de mi ex mujer ese mismo año. El 2002 fue bien difícil. Hicimos ahí y los dos años posteriores una separación del club de Lulú y Toby, pero no porque estuviéramos peleados ni porque estuvieran las mujeres en contra de los hombres, sino porque era bueno y necesario separar las aguas. Las chiquillas hicieron ‘Desatinadas’ y nosotros ‘Pateados’, que son dos tipos que fueron pateados por sus parejas y se fueron a vivir juntos, hasta transformarse, prácticamente, en un matrimonio, no en términos sexuales, claro. Fue una obra muy entretenida de hacer y nos alivió toda esa transición más o menos jodida”.

-¿Qué los hizo decidirse a interesarse tanto en el tema de la pareja?
“Más que interesarnos, es algo súper inconciente; sólo hacemos el teatro que nos gusta. Ahora, si viene un psiquiatra o psicólogo y analiza esto, lo más probable es que diga que es por una necesidad que nos volcamos a esto. Pero es nuestra opción hablar de nosotros y darnos cuenta que los seres humanos como raza, somos muy parecidos. Tenemos los mismos problemas, las mismas frustraciones”.

-Con los diferentes puntos de vista que han mostrado en sus obras, ¿cuáles son esos errores que se repiten en los seres humanos?
“Uf, podría estar hablando horas, pero una de las cosas que personalmente he descubierto en mi vida y no sólo por el teatro, es que la pareja es la empresa y la aventura más importante que uno acomete en su vida, no me cabe duda de eso. Pero cuando uno la acomete, ya sea cuando se casa, se empareja o se va a vivir con ella, no mide lo que está haciendo. Esto lo digo ahora, porque acabo de cumplir 50 años y recién uno reflexiona. A esta edad, por lo menos en mí caso, me han caído muchas tejas, que a lo mejor a otras personas les cae antes; decir ‘chuta, cuando me casé, ¿por qué lo hice? Tal vez no lo hice por las razones fundamentales y necesarias, sino porque estaba ilusionado y pensaba que la vida era de a dos’. Al final, uno tiene que entender que la pareja es una responsabilidad enorme y que hay que estar dispuesto a dar mucho”.

-¿Somos egoístas?
“Creo que los seres humanos, en general, somos bien egoístas. Ahora pienso en muchas cosas que dije y que hice, que no debí haber dicho ni hecho, pero que ya están hechas. A veces la no experiencia te lleva a cometer muchos errores y uno piensa que lo está haciendo regio y te defiendes, pero como a los diez años dices ‘chuta, cómo tan imbécil. Yo juraba que la estaba haciendo de oro y estaba haciendo el ridículo más espantoso’. El otro gran problema de los seres humanos es que cuando uno se empareja, no ve a la otra persona como es. Uno ve una idealización y claro, cuando empiezas a ver la realidad, obviamente, esa persona se te cae. Y no es que tenga la culpa, sólo se está mostrando tal como es. De repente, falta ser más maduro.
“Hay muchas cosas que te meten en la cabeza, como que el matrimonio dura para toda la vida, pero nadie te dice la firme en realidad”.

-¿Y cuál es la firme?
“No sé si existe en realidad. Podemos tomar un curso en la universidad de cómo ser padres y pareja, te pueden hablar tus abuelos, tus papás, te pueden contar la película en technicolor, pero no sacas nada si tú no lo has vivido. Eso es un poco lamentable, porque en el vivir, uno deja mucho muerto en el camino y se sufre. Por otro lado, es lo que le da sabor a la vida. Yo no soy un amargado por las cosas que he vivido, al contrario, soy un tipo tremendamente feliz. No le hago asco a nada de lo que me ha pasado. Todo me ha llevado a donde estoy ahora y me hace ser una persona plena en este momento”.

-¿Sus obras podrían ser una alternativa a la terapia de pareja?
“Por supuesto. Muchas veces hemos hecho funciones y después hemos tenido conversaciones y foros, porque nuestras obras te dejan pensando. No pocas veces nos han comentado que han venido parejas a vernos, mientras pasaban por una crisis, y a raíz de lo que vieron se pusieron a conversar y superaron las diferencias. Son como premios emocionales que no nos han escatimado a nosotros. Los otros premios sí, porque nunca nos han pescado (ríe). Pero lo más lindo es que la gente te diga ‘lo que ustedes hacen es importante para nosotros”.

-¿Te volverías a casar?
“No, de ninguna manera. Yo digo que el matrimonio es una tarea y esa tarea ya la hice, está lista. Sí estoy dispuesto a emparejarme. De hecho, lo he estado un tiempo, pero jamás se me pasaría por la mente casarme otra vez, no. Además, no creo en la cosa legal, no es necesario el contrato, no te asegura nada. Igual, uno no puede escupir al cielo. Capaz que el día de mañana conozca a alguien que me dé vuelta por completo y lo quiera hacer”.

-¿Le aconsejarías a tu hijo no casarse?
“Qué difícil, ni siquiera lo he pensado. Lo que le aconsejaría es que vivieran juntos, que tuvieran un proyecto de vida y que después de un par de años o lo que necesiten, si se dan cuenta que de verdad para ellos es necesario firmar eso en un contrato, que lo hagan, pero libremente. Que no haya cosas como hacerlo porque ella quedó embarazada, porque me parece una pelotudez muy grande. El matrimonio es bueno si viene como una consecuencia natural de un amor que perdura”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Tengo tantos... Bueno, como a todo el mundo, me gusta que el sexo sea placentero”.

-¿Y eso es un vicio?
“Sí, a estas alturas es un vicio, porque es difícil encontrar eso, que sea realmente un intercambio de energía rica, con tiempo, con creatividad, algo interactivo, entretenido, relajado. No hay nada más atroz -diciéndolo en buen chileno- que un polvo mal hecho”.

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