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Gustavo Lins: "No existe un movimiento de moda en Latinoamérica"

11 de Mayo de 2011 | 12:32 | Por Isaac Garrido, AP
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Agencia

MEXICO . — El diseñador brasileño Gustavo Lins, único latinoamericano incluido en la más prestigiosa organización de la alta costura francesa, reconoce que su sangre brasileña ha sido parte del éxito, pero considera que no existe un movimiento de moda propio de Latinoamérica.


“Estoy muy preocupado por lo que ocurre en América Latina, porque tiene potencial muy grande para desarrollar marcas, moda, cosas nuevas, diferentes y dar una nueva energía al mundo, pero creo que los diseñadores latinoamericanos no están conectados con la industria”, dijo Lins esta semana durante una entrevista con la AP.


El diseñador se encontraba en la capital mexicana para participar en el Festival Creamoda México 2011, en el que impartió un taller a estudiantes y presentó algunas de sus prendas en un desfile la noche del lunes. “No creo que haya moda latinoamericana”, apuntó contundentemente.


“Lo que hace falta son diseñadores latinoamericanos capaces de comunicar su identidad al mundo”, agregó.


El diseñador reconoce que el ser de la región le ha abierto puertas, pero no lo ha encasillado. “Ser latinoamericano quiere decir ser un poco más simpático, un poco más abierto, tienes sentido del humor, puedes reírte de ti mismo. Me ayudó a abrir espacio, comunicación con la gente”, dijo.


Pero, al mismo tiempo, destacó que el problema radica en que los diseñadores “piensan que haciendo códigos latinoamericanos será más fácil, (pero) será mucho más difícil”.


“Jamás he trabajado con los códigos latinoamericanos, yo quiero hacer una moda internacional, cosmopolita, no quiero hacer una moda local”, insistió.


Prueba de ello es la sobriedad y minimalismo de las colecciones de la firma homónima que creó en 2003, las cuales están inundadas de negro - del cual dice “no es un color, es materia”- y de construcción arquitectónica, caracterizadas por los cortes geométricos y simpleza de líneas, provenientes de su pasión por la sastrería.


Para el creador, en lugar de una “moda latinoamericana”, se puede crear un “grupo latinoamericano poderoso”, en el que los empresarios se vinculen con los diseñadores en países como Brasil, Perú y México, y se aproveche la experticia que dichas naciones tienen en el reciclaje, el desarrollo del algodón y el uso del color, respectivamente.


Formado de manera autodidacta, Lins, de 49 años, pasó más de una década trabajando para grandes firmas como Louis Vuitton, Jonh Galliano y Kenzo, experiencia de la que aprendió el patronaje y la perfecta confección que caracterizan sus colecciones.


“Siempre estaba al servicio de un diseñador, tenía que trabajar con su universo imaginario, lo que me hizo muy bien, aprendí con los mejores”, indicó. Hasta que, dijo, se sintió preparado para escribir su propia historia hace cerca de una década.


“Tenía 40, 41 años, y no era más un chaval principiante, tenía ya una capacidad de convencer”, recordó. Y así lo hizo con la Cámara de la Alta Costura de Francia, que lo incluyó como uno de sus miembros en el 2011, convirtiéndose en el único latinoamericano que integra el selecto grupo.


La denominación de “alta costura” en Francia es controlada por la ley y para ser considerado un modisto de esa categoría se deben cumplir requisitos estrictos, como diseñar prendas de diseño personalizado, con al menos una prueba de la misma con el cliente, tener un taller con al menos 15 empleados y presentar dos desfiles al año con al menos 35 modelos completos.


 Lins atribuyó su éxito a su intento por no caer en los clichés. “Llevé algo desconocido, la gente piensa que los latinoamericanos somos folclóricos. Yo soy todo menos folclórico”, concluyó.


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