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Ingrid Mancilla: Haciendo realidad el sueño de las novias

Dueña de Nevada Novias, esta arquitecta ha emprendido a puro ñeque. De trajes hechos en su casa, ahora confecciona, en China, vestidos exclusivos para una clientela cada vez más exigente.

18 de Agosto de 2011 | 08:39 | Por María José Errázuriz L.
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Carla Danemman

 El inicio está en un sueño, no precisamente en el sueño de llegar al altar vestida con un glamoroso traje blanco con un largo velo, pero sí en un sueño.


Ingrid Mancilla (30 años) estaba en tercer año de arquitectura cuando soñó que debía tener una tienda de vestidos de novia y al día siguiente ya había convencido a su mejor amiga, compañera de universidad y hoy socia, María José Serrano, de emprender ese sueño.


Partieron haciendo dos vestidos para arriendo, comprando telas y moldes en Independencia y cosiendo en la casa. A los tres meses ya habían arrendado un pequeño local en el caracol de Pedro de Valdivia, atendían sólo los sábados a la fila de clientas que se congregaba pacientemente y hacían 20 vestidos al mes.


Wedding Partners fue creciendo hasta tener operarias y diseñadora, pero al poco tiempo empezaron los problemas. Se dieron cuenta que las operarias les robaban telas y convencían a algunas clientas de hacerles el mismo vestido, más barato, por fuera. Entonces cerraron y decidieron titularse.


De esa mala experiencia aprendieron. Volvieron a la carga en 2009 con el nombre Nevada; postularon a un concurso de microempresas del World Trade Co. de Hong Kong y se ganaron un fondo para iniciar la confección de los vestidos en China. Entonces abrieron la lujosa tienda que tienen hoy en la costanera Andrés Bello y desde ese momento no han dejado de expandirse ampliando la línea de confección a zapatos de novia y tocados.


Ingrid Mancilla está al frente de este soñado negocio que pretende hacer realidad los sueños más exquisitos de una novia. Por eso no dejan nada al azar; cuidan de cada detalle y se preocupan de acompañar a la afortunada en todo el proceso.


Hoy ya acumulan historias como que es común que la novia llegue con su madre y la suegra a elegir el modelo o, como ha ocurrido últimamente, que la novia aparezca con un séquito de amigas a las cuales hay que vestir todas iguales a la usanza de damas de honor.

-Tuvieron mala experiencia con las operarias en Chile, ¿por qué arriesgarse e ir a confeccionar en China donde no pueden supervisar?
“Como trabajé como agente de inversiones pude conocer gente que allá me supervisa el trabajo que se realiza en las fábricas; son personas de confianza. Con la José viajamos y recorrimos distintas fábricas y elegimos aquella con la que trabajamos ahora”.

-¿Cuál es la ventaja de hacer un vestido allá, son más baratos?
“Para nosotros no es más barato porque no hacemos vestidos en serie. Si hiciéramos 200 vestidos de un mismo modelo el precio sería menor, pero cuando se manda a hacer un modelo especial el valor es similar a fabricarlo en Chile, incluido el flete por avión. Lo que pasa es que la calidad es buena y han sido responsables y minuciosos. Nosotras compramos telas en Italia y en China las pueden replicar.
“Hay lugares donde no se trabaja al por mayor, son hijos del rigor y nos ha resultado. Esta tienda es exclusiva y un modelo de vestido no se hace más de tres veces, por lo que necesitábamos una fabrica que respondiera”.

-¿Trabajar con China a distancia era un riesgo, qué otros riesgos han tomado?
“Uhhhh. Numerosos; al poco tiempo de partir con los vestidos decidimos hacer zapatos y diseñamos 15 modelos, pero estuvimos obligados a hacer una gran cantidad de números. Nos lanzamos con poco capital y hoy tenemos en bodega mil pares de zapatos, pero han tenido mucha aceptación”.


Ingrid cuenta que en este emprendimiento el mejor socio ha resultado el banco con el que trabajan, donde el ejecutivo cree férreamente en los proyectos que le presentan. “Hasta ahora no hemos dejado de pagar ni una sola cuota”, dice.

-¿No las asusta el endeudamiento?
“No, tengo la confianza de que las cosas van a ir bien y la verdad es que cada vez ha sido mejor. La tienda ha ido creciendo, hemos ido ampliando el rubro, ahora tenemos fotografía y filmación ya que compramos la empresa Sweet Memory que estaba en quiebra. Tenemos alianza con Falabella, a las novias les entregan una gift card para compras en Nevada y tienen mucha demanda”.

-Están en un rubro complicado, deben cumplirle el sueño a una mujer en su mejor día.
“Sí, esto no tiene nada que ver con vender un sweater. Para muchas mujeres el vestido lo es todo, les da seguridad en ese día y tiene que ver con su proyección. Por eso si una novia quiere probarse 20 veces el vestido aquí tiene la posibilidad de hacerlo”.

-¿Ha cambiado el concepto respecto del diseño?
“Ha variado mucho. La novia que llega a Nevada no viene con el concepto de vestido princesa; nos hemos preocupado que las líneas de diseño sean súper simples, sin alambrados muy anchos, más livianos, ergonométricos e incluso con el sostén incorporado. Hemos optimizado el vestido y creo que en eso nos ha ayudado mucho el ser arquitectas”.

-¿Vienen muy influenciadas por modas extranjeras?
“Sí, vienen con una idea, pero después de probarse y probarse cambian totalmente la idea que traían inicialmente”.


A estas alturas además de historias han comenzado a acumular anécdotas. Celosa de revelarlas, Ingrid sólo confiesa que ya han tenido varias novias que suspenden el matrimonio tres meses antes y piden que les guarden el vestido. Al poco tiempo vuelven a buscarlo porque ya conocieron a otra persona y se casan con él.

-El mito dice que las novias bajan de peso, ¿es así?
“La gran mayoría sí, hemos tenido algunas novias que nos han bajado hasta 10 kilos y hemos tenido que reducir los vestidos tallas para lo que tenemos un taller. Para las que engordan, que también pasa, cada vestido viene con un margen para darle”.

-Mirando para atrás, ¿qué conclusión sacas de lo que es emprender en Chile?
“No es fácil, sino todos serían empresarios. Ahora, tampoco es imposible. Cuando uno tiene metas y se da el impulso y ánimo para lograrlas, puede hacer realidad sus proyectos. Cuando uno quiere algo con todo el corazón, las cosas resultan”.

-¿Y cuál es la mayor traba?
“El financiamiento, porque aunque hay, a veces no es lo suficiente para lo que quieres como abrir otras sucursales. Para tener credibilidad ante los bancos hay que presentar un crecimiento importante en los flujos de ingreso”.


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