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Daniel Galaz: Picante y amarga va la rúcula

28 de Octubre de 2011 | 07:44 | Por Daniel Galaz
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Este sencillo y silvestre vegetal, la rúcula (rúgula, arúgula, roqueta, jaramago) es una hortaliza emparentada con las coles y lechugas, de alto contenido digestivo ya que naturalmente estimula las secreciones en el estómago y lo repone con su alto contenido de fibra.


Pero no vaya uno a pensar que su historia es larga y fecunda, ya que por siglos se cortaba y eliminaba como simple hoja silvestre considerada incluso una mala hierba.


Habiendo registro de su existencia desde la época de los romanos no fue sino hasta la década de 1990 cuando pasó de ser una hoja extirpable en un objeto casi de culto culinario, adornando ensaladas y saborizando italianas pizzas y risottos, una vez que los fogones hayan bajado sus calores.


Aparte de sus nutrientes y vitaminas C, betacaroteno y pro-vitamina A, lucha contra la anemia ya que mantiene niveles de glóbulos rojos adecuados y necesarios para el correcto funcionamiento del organismo, pues al aumentar la cantidad de hierro en el organismo también aumenta la calidad de la sangre.


Pero no es lo único… Contiene además magnesio, potasio (que le confiere un efecto diurético) y triptófano, un aminoácido esencial que ya identificaron los eruditos en la Antigua Roma por su supuesto valor afrodisíaco y su evidente regulador del sueño y combatir el stress, pues ayuda a la liberación de serotonina.


Entre tanto detalle médico nos preguntamos qué gracia tiene en la cocina. Y es una particularidad bien única: su picante y amargor simultáneo que lo convierte en un aliado de grandes proporciones y proyección gastronómica.


Un abrazo a todos,


Daniel Galaz chef ejecutivo Restaurant OX


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