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Trasformarse tras la pérdida de un ser querido

Un chamán que sufrió el asesinato de sus padres a temprana edad, reflexiona sobre la muerte y comparte aquello que la sabiduría espiritual le ha entregado. “Nadie muere por error”, asegura.

04 de Noviembre de 2011 | 16:57 | Emol
De lo único que ni ricos ni pobres, ni buenos ni malos pueden escapar es de la muerte. Es algo que se da por sentado y, por lo tanto, empuja a tratar de hacer las cosas lo mejor posible, o al menos, intentando no molestar al resto, y asegurándose que antes de tu partida, lograste enseñarle a tus hijos -y, ojalá a tus nietos y bisnietos- algo de la experiencia que los años te dieron.

Pero por algún motivo, la creencia común de occidente muestra que, a pesar de ser la muerte un hecho presente en el futuro consciente e inconsciente de todos, no deja de ser un tema que aterroriza a algunos o que ha afectado profundamente a otros, sobre todo, cuando fue un ser amado el que dejó de existir físicamente entre los vivos.

La pérdida de abuelos, padres, un hermano y, tal vez el peor: un hijo, parecen eventos que han traído solo tristeza, desolación y varios cuestionamientos, a veces incluso con la propia fe.

Alejandro Corchs es argentino, y a los ojos de varios de sus seguidores, tiene mucho que decir sobre el duelo y acerca de cómo sobrellevar el mal momento.

Él es chamán, pero antes de descubrir el camino de la sabiduría de los pueblos originarios, vivió en una constante búsqueda espiritual, para entender un hecho que marcó su vida a muy temprana edad.

“La mayoría de la gente sabe que sus padres los aman, pero a mí me arrancaron de los brazos de mi mamá cuando tenía un año y nueve meses”, comenta hoy el hombre de 35 años en su libro “Trece preguntas al Amor” (Editorial Vergara), su tercer trabajo escrito, que ha sido un éxito en Uruguay, donde vive.

“Mis padres fueron golpeados, torturados y violados durante seis meses hasta morir”, cuenta acerca de Elena y Alberto -sus papás-, dos exiliados que escaparon de la dictadura militar uruguaya, hacia Argentina, pero en ese país solo lograron salvar a sus hijos de la muerte.

Alejandro se crió junto a sus abuelos en Montevideo, un lugar en el que -como explica- se negaban a reconocer el asesinato de sus papás. “Así que de niño me quedó claro que tendría que salir a buscar las respuestas por mí mismo o me volvería loco”, confiesa.

Así encontró el camino espiritual, se transformó en chamán y se hizo tanatólogo, “disciplina encargada de encontrar sentido al duelo y al proceso de morir”. Y lo que pudo terminar en una vida llena de temores, rabia y deseos de venganza, se transformó en la entrega del amor.

“Hasta el dolor más profundo esconde un propósito amoroso para nosotros. Eso no quiere decir que deje de doler. La muerte de mis padres ocurrió cuando yo era tan pequeño que desde niño me sentí con derecho a pedir al Universo una explicación”, dice.

Largo fue el camino para encontrar respuestas, pero encontró algunas y las compartió con sus lectores.

Amor y trasformación

“Una parte de nosotros muere al perder a un ser querido, que pasa al otro lado. Perdemos la escuela, la juventud, la vitalidad, perdemos amigos, ilusiones, pelo, proyectos, memoria, dientes, empleos, parejas, salud. El problema no está en las pérdidas en sí, sino en las energías que ponemos en evitar que nos afecten”, comenta Corchs.

El chamán hace un llamado a enfrentar el dolor de la muerte, ya que hacerlo “transforma y revitaliza, porque libera la energía que colocamos en ese lugar (...) La acumulación de demasiadas emociones negativas deriva en lo que llamamos falta de voluntad, que no es otra cosa que utilizar toda nuestra energía en ‘no vincularnos’ a las pérdidas”, explica.

De esta manera, Corchs cuenta que la muerte, tanto para el que fallece como para el que vive el luto, es una transformación; en el caso del que muere, hacia lo desconocido, tal como lo hace un niño que está por nacer, mientras sale del vientre de su madre.

En cuanto al que vive la tristeza de la pérdida, se trata de comprender que “nadie muere por error”, sino que hay propósitos en la vida que algunos cumplen antes y otros después.

Según el chamán, la muerte existe entre los seres humanos, para “ayudarnos a profundizar en nuestra existencia. A vincularnos con el aquí y ahora, para evaluar ante una situación determinada si es tan importante lo que nos está pasando o no. (La muerte) nos ayuda a salir de la ilusión de la materia, recordándonos que a esta vida venimos a Dar Amor y a Recibir Amor. Darlo cuando podemos, pedirlo cuando lo necesitamos”.
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