Desde pequeños
"Cualquier sea la edad de los hermanos habrá que dirigir y educar esa violencia, porque violento puede ser tirar el pelo de la mamá, darle una cachetada al perro o al hermano", señala enfática la psicóloga infantil y de familia, Irene Astaruaga.
Asegura que esas conductas hay que dirigirlas y no castigarlas o criticarlas, con una comunicación efectiva que impida realmente que esas furias salgan de esa manera.
"La rabia es una emoción fundamental del ser humano y uno no puede impedir que se sienta porque es normal. El problema está cuando se expresa en forma agresiva y daña al otro", argumenta.
Cualquiera sea la falta, indica, deberá tener un "castigo" que impida futuras conducta similares.
"Por ejemplo, tienes que apartar al niño que está cometiendo abuso contra su hermano o hermana mayor o menor, para hablar con él y luego, que se disculpe, dar un abrazo, un beso. La idea es que entienda que cada vez que golpea, va a tener una sanción y va haber una reparación, como sucede en todos los daños que uno le hace a otro", explica.
De todas maneras, la experta en psicología infantil, insta a los padres a que no se metan a zanjar los conflictos entre hermanos, pues los chicos desde los 6 a 7 años ya debieran saber llegar a un acuerdo, entender y plantear sus argumentos. Claro, siempre y cuando hayan tenido la formación al respecto.
"Los niños tienen que aprender a resolver sus problemas y los padres no se pueden abanderizar por ninguno. Más bien, deben actuar como mediadores y no como árbitros, impulsando la comunicación, la negociación y el entendimiento", sostiene.
Es decir, papá, mamá o quien esté al cuidado de los niños y adolescentes tendrá que educar, poniendo énfasis en el respeto hacia el otro, donde los "eres tonta", "guatón" o "feo" deben ser eliminados de los diálogos cotidianos.
Y si hay rabia, desencanto o frustración habrá que enseñar, aprender, buscar ayuda para canalizar esas emociones y no hacerlo mediante el golpe, la agresión o el abuso.
"Es importante que los padres eduquen e incentiven a sus hijos a aprender a controlar sus impulsos y emociones, el autocontrol y sobre todo a cómo enfrentar los conflictos, porque si no saben hacerlo se irán a lo más fácil, las peleas", aconseja Irene Astaruaga.