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¿Eres auténtica y por eso te dicen que eres "loca"?

Ser espontánea, a veces, lleva la impronta de ser encasillada en un estereotipo que marca despectivamente una actitud que puede ser sana.

14 de Mayo de 2012 | 08:00 | Por Francisca Vargas V.
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¿Qué significa ser una mujer loca?, ¿Por qué a través de la historia siempre hay una descalificación al género femenino? ¿Ser loca es ser auténtica y sobrepasar los moldes sociales establecidos?

Sin ánimo de armar polémica, la locura en las mujeres siempre se ha asociado a que son histéricas, manipuladoras, inconscientes, insensatas y un largo etcétera. Y, por el contrario, cuando se trata de los hombres, se les llama valientes, intrépidos, corajudos e independientes, por nombrar algunos calificativos.

Pero bueno, la sociedad es así. Habrá que ser positivo para no enojarse en demasía y abrirse un camino propio, para dejar entrar esa parte no estructurada de la personalidad que busca la libertad.

"Recuerdo cuando estuve recorriendo la Reserva Nacional de Cerro Castillo, me pasó algo muy extraño, sentí desde mi interior cómo me llamaba la naturaleza, tenía ganas de correr, de gritar, saltar, reír… una emoción tan grande por estar ahí. Ese paisaje te sobrecoge, es sublime y me dije, claro, con esto vibro y que importa, ¡que rico!, filo, me salgo de mí misma para ir a recorrer todo lo que pueda, aunque me canse. Sentí una libertad enorme, una felicidad en mi corazón y solo con dejar salir mi locura por la naturaleza", cuenta entusiasmada Juana Fuentes, después de un viaje a la Patagonia.

"Ser 'loca' en esta sociedad equivale a ser tú misma, conectarte con tus emociones, con tus miedos, con tus anhelos, con tu lado más brillante y más oscuro a la vez y vivirlo, libre de ataduras", define la terapeuta floral y de mándalas, Carolina Andrea Guajardo (t.floresdebach@gmail.com).

Pero, ¿qué es ser loca?, ¿qué es ser normal?, ¿cuál es el límite de uno y de otro?

"Creo que más que definiciones que encasillan y son subjetivas, lo importante es saber que vivimos en una lucha constante por alcanzar el equilibrio emocional, pensando en que nadie cumpliría con los parámetros establecidos para ser 'normal'", asegura.

Para lograrlo, dice, es fundamental aprender a desenvolvernos con cierta armonía, "pensando en que todos nuestros actos tienen una consecuencia y que debemos hacernos responsables por ellos, y es en este punto en donde nuestra 'locura' no debe interferir con la 'locura' del otro", puntualiza.

La paja en el ojo ajeno

"Siempre será más fácil llamar loco al otro, ya que uno siempre ve con mayor claridad desde la vereda opuesta", advierte el psicopedagogo Miguel Ángel Guiñez A. (miguelangelguinez@gmail.com).

Pero a pesar de las miradas inquisitivas que pretenden arruinar la espontaneidad intrínseca del ser humano, conectarse con la "locura" ha sido una necesidad. "Creo que esta conexión nos ha permitido evolucionar como seres pensantes. Imagínate, qué pasaría si no hubiésemos sido capaces de pensar que nuestro planeta es redondo, o que flota por el espacio y que viaja varado en el infinito acompañado por ocho planetas que comparten una energía común que irradia a la raza humana...", reflexiona.

Añade locamente otro dato y es que toda esta compleja estructura está dividida en 11 dimensiones paralelas, y que la unidad básica del ser es la vibración de una cuerda. "Acaso ¿no me llamarías loco? Bueno, esto es lo que tiene ocupado a nuestros hombres de ciencia hoy y la astrología lo viene diciendo desde hace 3.000 años atrás", comparte.

Por esto, la "locura" es necesaria e inherente a la vida y al ser humano. "Está en cada paso y respiro que damos, es nuestra forma divergente de ver el mundo y la que nos ayuda a resolver y acomodarnos a las circunstancias de la vida, ya que no somos sin ella y ella no es sin nosotros", afirma el especialista.

Es más, ejemplifica con la carta del Tarot "El Loco" (Le Mat), que representa el arquetipo psicológico de la energía inicial necesaria para desenvolverse en la vida. "Es la libertad total, el impulso creador fundamental y nos invita a sumergirnos en la permanente mutación de nuestra conciencia, para que experimentemos la impermanencia de todo lo que nos rodea, incluso de nuestras propias concepciones más arraigadas. Es decir, conectarnos con nuestro yo y el entorno, comprenderlo, aceptarlo y disfrutarlo porque es nuestro".

En ese sentido, ser loca no implicará estar alejada de la realidad ni andar paveando. Al contrario, implicará estar más presente con responsabilidad y atenta a lo que sucede. Sin ser graves, con el humor por delante y con ese dejo de locura que permitirá romper la monotonía, jugar y darle sabor a la vida.
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