EMOLTV

Daniel Galaz: Veneno

17 de Mayo de 2013 | 08:41 | Por Daniel Galaz
imagen
Habiendo tanto producto natural a la mano y al final del día insistimos en meternos veneno a las venas. Si uno se fija en todos esos añadidos, acentuadores de sabor, sucedáneos, aglutinantes, colorantes, conservantes y preservantes (sin contar con esas extrañas siglas que mezclan letras y números), lo que nos queda es una bomba de tiempo que por algún lado va a explotar.

Partimos el día con los aceites vegetales hidrogenados (o dicho en fácil, una solidificación de un aceite) que por más reducidas las calorías que tenga, el proceso químico para lograr esa consistencia semi sólida, es peor que la grasa animal.

Seguimos con bases para, una suerte de polvos mágicos ultrasaborizados y llenos de sodio; concentrados de carne o verdura, ya sea en polvo, en cubo, en sobre, en cualquier consistencia distinta a la real. ¿Qué cuesta hacer un propio caldo con unas pocas verduras y un trocito de carne? Convengamos que tal vez se pierda intensidad en el sabor pero… ¿sabor a qué? ¿Sabor idéntico al natural, como reza la esa escandalosa descripción en los rotulados de muchos productos industriales? ¿Se ha detenido en lo que significa eso? ¿Qué es lo que en definitiva está comiendo uno? ¿Sabor idéntico a algo pero que no es ese algo?

A mí, en lo personal, me da asco. Incluso miedo. ¿Qué porquería es la que me estoy metiendo al cuerpo? ¿Tengo alguna certeza de qué es?

Así, vamos sumando y agregando veneno en pequeñas pero constantes dosis, día a día, a nuestro organismo. ¿Y quién se hace cargo de eso? ¿Qué significa que durante décadas estemos consumiendo procesamientos químicos, artificiales? ¿Alguien me va a decir que no afecta la salud a mediano o largo plazo?

Y si estiramos un poco más la idea, podemos llegar a los transgénicos, a esa clonación milagrosa que ofrece la eternidad alimenticia… ¿Pero a qué precio?

Es como cuando uno lee los ingredientes de un sencillo chocolate… Si uno se apega a la más estricta de las definiciones de chocolate (aquel producto compuesto exclusivamente de pasta de cacao natural, manteca de cacao natural, licor de cacao, vainilla), podría llegar a la triste conclusión que en su vida JAMÁS se ha comido un chocolate de verdad. Sólo sucedáneos, productos que simulan el chocolate, que contiene un sabor idéntico al chocolate, pero sin serlo.

¿Nos quedamos de brazos cruzados? ¿Le damos (o seguimos dando) todos estos compuestos químicos a nuestros hijos, que no tienen culpa alguna de la paupérrima costumbre gastronómico/alimenticia?

Los invito a leer los rotulados, a rechazar lo artificial, a destinarle un poco más de tiempo a la cocina y preparar una base, sopa, caldo o salsa con productos 100% naturales… Demos ese pequeño paso y estaremos contribuyendo a una mejor calidad de vida nuestra y de quienes nos rodean.

Un abrazo, Daniel Galaz, chef ejecutivo OX Restaurant
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?