El invierno quedó atrás y poco a poco iremos disfrutando de más días de sol. La temperatura comienza a subir, así como también la radiación ultravioleta, lo que nos obliga a tomar ciertas precauciones con nuestro cuerpo.
Por lo general, lo primero que se nos viene a la cabeza es cuidar la piel con los conocidos filtros de protección solar y dejamos de lado otras áreas que son igual o incluso más sensibles a los rayos UV, como por ejemplo los ojos.
"Los rayos UV actúan en forma directa sobre el ojo y sus anexos (párpados), fundamentalmente a través del mecanismo de exposición solar", explica Jorge Sepúlveda, oftalmólogo de Megasalud Providencia. El especialista agrega que esto puede derivar en secuelas agudas, como la fotoqueratitis o queratitis actínica (inflamación de la córnea) y la fotoconjuntivitis (inflamación de la conjuntiva), pero también en otras de tipo crónico.
"Los daños crónicos son cataratas (o pacificación progresiva del cristalino), pterigion (carnosidad que aparece en la superficie ocular), degeneración macular relacionada a la edad (enfermedad retinal degenerativa) y carcinoma epidermoide de la córnea o de la conjuntiva (tumor de la superficie ocular)", detalla.
"En su gran mayoría son daños a mediano y largo plazo luego de una exposición prolongada en el tiempo a los rayos UV (…) Sin embargo, una exposición más breve, sin protección a la radiación ultravioleta de gran intensidad, como es por ejemplo en la nieve, puede conducir a un daño agudo", complementa Francisco Conte, especialista de la Fundación Oftalmológica Los Andes.
El médico agrega que las secuelas crónicas no se pueden revertir espontáneamente, como sí ocurre con las agudas, aunque "sí se puede detener o aminorar el daño, adoptando medidas de prevención a la exposición de rayos UV".
¿Cuáles son esas medidas? Según Jorge Sepúlveda, es recomendable limitar el tiempo que se pasa bajo el sol de mediodía, preferir la sombra y usar prendas protectoras como los sombreros. Éstos -según señala Francisco Conte- bloquean aproximadamente el 50 por ciento de la radiación ultravioleta y es por esta razón que los anteojos son algo que no se puede dejar de lado.
"Los anteojos son estrictamente necesarios, ya que un sombrero no evita el ingreso lateral y la reflexión de la radiación UV", enfatiza el doctor Sepúlveda. Eso sí, no sirven de nada si no cuentan con filtro y son comprados en lugares confiables.
"El problema de los productos que se venden en la calle es que muchas veces no tienen la barrera de protección, produciendo daños aún más graves ya que dilatan la pupila y, por lo tanto, los ojos quedan más expuestos a los rayos solares", advierte Pablo Pérez, profesional óptico y product manager de la óptica Rodenstock.
En este sentido, el oftalmólogo de Megasalud Providencia afirma que el factor mínimo de protección que deberían tener los anteojos de sol es de 99 a 100% contra las radiaciones ultravioleta A y B.
Cómo elegir los lentes óptimosOtro aspecto importante de considerar a la hora de comprar anteojos de sol, es el área del rostro que éstos abarcan. "Un buen anteojo protector debe cubrir los párpados (superior e inferior) y debe estar cerrado a los lados", indica Jorge Sepúlveda. Es decir, deben tener un diseño envolvente para limitar la entrada de los rayos periféricos o que se reflejen del suelo, añade el doctor Conte.
Respecto a los cristales, ambos especialistas aclaran que el color de éstos no tiene nada que ver con el filtro, lo que significa que los oscuros no son necesariamente más protectores que los claros.
"La efectividad del cristal para prevenir el daño de la radiación UV radica en que tenga el filtro con protección 100% hasta 400 nanómetros (nm). El color o tinte de los anteojos no tiene que ver con el filtro que tengan los lentes, pero sí puede influenciar la percepción de contrastes y colores. Por otro lado, los lentes polarizados ayudan a disminuir los reflejos de los rayos solares, sin embargo, pueden tener o no filtro UV", explica el médico de la Fundación Oftalmológica Los Andes.
"Hay anteojos de lectura que tienen protección UV y son transparentes, y otros de sol que pueden ser muy oscuros y no tenerla", indica por su parte Pablo Pérez.
Y ¿a qué edad conviene comenzar a usarlos? El profesional óptico de Rodenstock señala que el cuidado debe empezar desde temprana edad. "Hasta los 10 o 12 años el cristalino es muy transparente, por lo que los ojos de los niños no cuentan con la misma protección natural que un adulto. Esto implica mayor riesgo ante la radiación ultravioleta, que actúa progresivamente en la retina y hace que se vaya dañando", afirma.
También es importante considerar que los niños suelen pasar más tiempo al aire libre expuestos a la luz del sol, y que el medio en que se desenvuelven puede implicar mayor o menor riesgo de daño ocular. En este sentido, Jorge Sepúlveda sostiene que hay que tomar en cuenta la elevación del sol (a mayor elevación, mayor radiación UV), la latitud donde se encuentra la persona (mientras más cerca del Ecuador, mayor radiación UV), la nubosidad (a menor nubosidad, mayor radiación UV) y la reflexión que tenga el suelo.
En relación a esto último, el oftalmólogo explica que la nieve es la superficie que más refleja los rayos UV, esto es, en un 80%. Le siguen: la espuma de mar (25%), la arena seca de playa (15%), y el césped, tierra y agua (menos de 10%).
Otro aspecto a tener presente es que en los días nublados también hay que tomar ciertas precauciones. "La radiación ultravioleta actúa durante todo el año y sus efectos no disminuyen, incluso en los días nublados en verano. En el invierno, el nivel de radiación puede disminuir a un tercio respecto al verano y aunque la sensación térmica de ésta disminuye, hay que considerar que los rayos UV pueden dañar los ojos durante todo el año", indica Francisco Conte.
"Si hay un índice de radiación ultravioleta sobre 3 (considerado moderado), es necesario adoptar medidas de protección solar para los ojos", agrega el doctor Sepúlveda.
Para tener en cuenta |
- Evita comprar anteojos en la calle o cualquier otro lugar diferente a una óptica establecida.
- No elijas lentes que deformen la imagen.
- No uses anteojos que provoquen mareos o visión "rara".
- Cuando adquieras lentes, exige la comprobación de la protección UV que tengan. También verifica si están certificados. |