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María José Moya: “Los deportistas de alto rendimiento somos un poco locos”

La patinadora, campeona mundial 2014, renunció al sueño de ser carabinera por subirse a unos patines. Asegura que su fortaleza mental es lo que la ha llevado tan lejos.

02 de Febrero de 2015 | 09:07 | Por María José Errázuriz L.
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Muchas cosas en su vida han pasado sin que, de verdad, se lo imaginase. Fue campeona mundial juvenil en patín carrera a los 17 años en el primer viaje al extranjero, Corea, y luego, en 2012, ya de adulta, se quedó con la medalla de oro en el Mundial de Italia luego de que quien la obtuviera diera positivas las pruebas de dopping. Repitió la hazaña en el Mundial de Rosario 2014.

Sí, muchos momentos de su vida han estado marcados por la sorpresa. Lo único que responde a una clara y consciente decisión fue optar por una carrera en el deporte de alto rendimiento y abandonar para siempre su sueño de querer se carabinera.

María José Moya fue elegida por el Círculo de Periodistas Deportivos la Mejor de los Mejores en 2014. A los 25 años está orgullosa del camino de sacrificio seguido que ha rendido frutos tan rápido y que en algún momento estuvo a punto de abandonar. Pero nada ha sido tan fácil como parece.

Se subió a los patines a los 5 años, cuando sus padres la inscribieron en un club con el objetivo de mantener a raya su hiperactividad. Desde entonces, su familia se ha convertido en el pilar angular de sus éxitos, no sólo por el apoyo anímico y económico, sino también porque su hermana entrena con ella. “Patinar a esa edad era un hobby, no era tanto el estrés como lo es ahora”, recuerda.

-¿En qué momento patinar dejó de ser sólo un placer y pasó a ser una responsabilidad?
“Cuando se vieron las posibilidades de representar a Chile en un mundial. Ahí fue cuando decidí que esto era lo mío y que me gustaba”.

-¿Y en algún momento se recupera el placer?
“Hay períodos en que uno está muy estresada por las cargas de entrenamiento, y quizás hasta insoportable. Pero creo que esto se puede llevar adelante con un equipo de trabajo como el que tengo”.

-¿Este estrés nunca te ha hecho pensar en abandonar? ¿Sólo lo pensaste cuando el 2007 se te presentó una lesión prolongada?
“El 2007 fue el período en el que pensé que si no podía volver a patinar me tenía que retirar y hacer una vida normal, porque los deportistas de alto rendimiento somos anormales, hay que estar un poco locos para serlo. Tenía 18 años y no me proyectaba fuera del patín, entonces”.

-¿Y cuándo te proyectas fuera de esta carrera? Hoy tienes 25 años.
“Es difícil, más cuando he conseguido tantos logros. Es difícil pensar cuándo va a llegar el momento en que tenga que colgar mis patines, pero sí tengo claro que va a llegar ese minuto y que voy a tener que dar un paso al lado para dar espacio a las nuevas generaciones”.

María José reconoce que el alto rendimiento provoca un desgaste muy grande en los deportistas por lo que no proyecta su carrera mucho más allá de dos años. Y a reglón seguido afirma que ahí empieza poder retomar su vida: volver a estudiar y armar una familia, “todo lo que una mujer quiere”.

-¿Cómo? ¿Has postergado tu vida personal?
“Uno posterga eso por el deporte. Mi carrera no es longeva, necesito de mi físico ciento por ciento y tengo que postergar muchas cosas como juntas familiares, matrimonios, bautizos, cumpleaños por estar compitiendo y entrenando.
“He postergado mi vida, muchas veces no es compatible”.

-¿Para ser deportista de alto rendimiento hay que tener alguna fortaleza especial?
”Creo que hay que tener un don que gracias Dios me lo dio y hay que saberlo aprovechar porque si no, se pierde. Hay que ser muy constante, tener una familia que te guíe, te enseñe disciplina”.

-¿Esa fortaleza pasa por un estado psicológico que te permita, entre otros, vivir en solitario?
“Sí, y ahí cumple un papel fundamental mi entrenador, donde no tienes a nadie más en concentraciones en el extranjero que pueden durar 2 o 3 meses. Ahí no está ni mi familia, ni mi hermana Valentina, que es mi partner, entrena conmigo todos los días, porque también es seleccionada. Estamos juntas 24/7, pero creo que hay que tener mucha resistencia para saber lidiar con muchas cosas en el deporte de alto rendimiento como las presiones, el estrés de las competencias. Hay que tener una capacidad diferente”.

María José cuenta que es complicado, cuando por razones de entrenamiento, no lo puede hacer junto a su hermana. “Ella es cable a tierra, porque soy más soñadora. La Vale es más realista”, dice.

-El estar siempre preocupados de conseguir dinero para entrenar, ¿cuánto afecta a los deportistas de alto rendimiento?
“La verdad es que muchísimo, porque a uno lo desenfoca de su deporte, obligación y preocupación que es entrenar. Es complicado para nosotros andar preocupados de saber si nos aprobaron o no el proyecto, de qué vamos a hacer si tenemos una competencia importante por delante y no podemos hacer un viaje antes. Pero en esto cumple un papel fundamental la ayuda de las empresas (las suyas son Under Armour, Timex y All Nutrition)”.

-La pregunta puede ser dura, pero ¿de qué sirve ser elegida la mejor de los mejores? ¿En qué se va a traducir?
“Sí, es fuerte la pregunta. Para otros deportistas servirá para que ellos quieran ser, lograr, ser el mejor; para mí, lograr mantenerme en el lugar de la mejor. Para ellos es aspirar, para mí permanecer. En el plano económico, nada, es sólo un reconocimiento a los años de entrega al deporte y representación de Chile”.

-¿Eso te frustra?
“No, estoy orgullosa de haber recibido el galardón porque creo que todos aspiramos a eso. Creo que faltan más reconocimientos al deporte de alto rendimiento”.

-¿Qué te provoca que en Chile los recursos se los lleven los deportes masivos?
“¿El fútbol? (se ríe).

-Tú lo dijiste.
“Creo que la ANFP ha hecho un muy buen trabajo y nosotros como deportistas amateur lo debiéramos copiar. Ellos han logrado posicionar el fútbol como el deporte masivo, aunque es un deporte a nivel mundial… Falta cultura país, más cultura deportista, más proyectos deportista a nivel de Estado y con eso, quizás, se podrán tener más Moya, Miranda, Crovetto”.

-Nombraste a personas que no han logrado sacar a su deporte de la condición de elite, casi golondrinas que no hacen verano.
“Bueno, Chile no es un país ni deportivo, ni que cuida a sus deportistas de alto rendimiento. Falta educar y exponer más a los grandes exponentes que tenemos y que no se visualizan. En esto, las empresas privadas también cumplen un rol fundamental ya que no está el Estado”.

-¿Cuándo cuelgues las patines, te ves de profesora, estimulando a otros?
“Cuando estudiaba en la universidad fui profesora de patín carrera de unos 30 niños y era feliz. Me veo de entrenadora, pero reconozco que mi sueño frustrado fue haber sido carabinera. Me habría gustado poderlo cumplir, pero no puede ser posible, uno, por mi edad, y dos, porque no pude ingresar a la escuela en el momento que debía por mi carrera deportiva”.
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