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Ex modelo analiza la "fantasía" de la moda y el consumo de una "imagen que no existe"

Tras 20 años de investigación, la doctora en sociología Patricia Soley-Beltrán realizó un trabajo en el que repasa desde el lado académico sus experiencias como maniquí y cómo influye en la publicidad en lo que la gente aspira a ser.

19 de Mayo de 2015 | 13:59 | Emol
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“(Las modelos) son una imagen producidas por un equipo y un ideal que no existe", aseguró a "Revista Ya", Soley-Beltrán .

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“Yo quise ser modelo y deslumbrar, pero terminé deseando el último fogonazo (…) que llegara el momento que mi destino profesional me tenía reservado. El mismo que para casi todas las modelos: quemarse y ser descartada como una muñeca inservible”. Así repasa la socióloga e historiadora barcelonesa, Patricia Soley-Beltrán, sus sentimientos durante los 10 años que trabajó como modelo en España.

Hoy, varios años después de eso, y habiendo dedicado 20 de ellos a la investigación académica, fue entrevistada por la "Revista Ya" acerca de su ensayo “¡Divinas! Modelos, poder y mentiras”, el que recibió el Premio Anagrama de Ensayo 2015, y en el que cuestiona el impacto cultural del trabajo de las modelos.

En la conversación publicada este martes, la autora aclara que su trabajo no son memorias de una ex modelo, sino que toma  el papel de las maniquíes en la cultura, como un “ejemplo exagerado” para compararlo con la realidad de los hombres y mujeres de la sociedad actual.

“Representan nuestros valores culturales”, dice sobre los modelos, refiriéndose a la imagen de  masculinidad y femineidad que venden, en una cultura aspiracional que es incitada a consumir de la industria para acercarse a esos ideales. “Ahí está la responsabilidad de cada una de las mujeres de querer verse o vestirse de tal forma, de no emplazar su autoestima en este espacio”, señaló Soley-Beltrán.

Siguiendo esta idea de un concepto irreal que se vende, y como las personas se ven a sí mismas, en la entrevista se recuerda cómo la autora sintió en carne propia esta disociación mientras trabajó como modelo, y cómo su carrera llegó a su fin, alrededor de los 25 años, experimentando lo que viven muchas de sus ex colegas: “Gradualmente las ofertas de empleo escasearon y el teléfono no sonaba. Un día –como explica en el prólogo de su ensayo- llamó a la agencia y preguntó si no había castings. “La respuesta fue clara: había castings, pero no para mí, porque los clientes pedían  ‘chicas tipo Patricia Soley’, pero no Patricia Soley”.

“(Las modelos) son una imagen producidas por un equipo y un ideal que no existe. Porque la verdad, la mayoría de las modelos son trabajadoras precarias en situación de explotación”, dijo acerca de los horarios, exigencias de peso y entornos laborales en los que trabajan, muchas veces, incluso menores de edad. La confusión entre esto y la fantasía que se vende es solo un “truco publicitario”, concluyó.
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