"Cuando un niño nace y no tiene síntomas, no es necesario que los padres los lleven al oftalmólogo. Sólo si existe un antecedente de retinoblastoma —cáncer ocular a temprana edad—, en ese caso debe ser evaluado por un especialista, aún cuando no tenga ningún síntoma".
"No es necesario hasta los tres o cuatro años, a menos que existan síntomas como lagrimeo, desviación de los ojos, o que los padres noten alteraciones o tengan dudas de si está viendo bien. En caso de no existir síntomas, es recomendable de todas maneras hacer un chequeo visual a los niños a los 3 o 4 años, para descartar problemas visuales que puedan afectar su visión permanente a futuro y estar a tiempo de ser tratados".
"Si las personas tienen síntomas, molestias en los ojos o le pican, deben acercarse. En el examen pueden detectarse las patologías y las necesidades de tratamiento o derivación".
"A partir de los 40 años podemos tener esta enfermedad que no produce ningún síntoma, y que habitualmente la gente se entera cuando consulta por necesidad de lentes, conjuntivitis o una alergia. A partir de esta edad deben hacerse un control cada dos años aún en ausencia de síntomas, con el fin de detectar a tiempo enfermedades que pueden acarrear secuelas, y que detectadas a tiempo tienen tratamiento. Cuando hay antecedentes familiares de glaucoma diagnosticado antes de los 40 años, este control debe adelantarse 10 años".
"Nosotros no teníamos estas pantallas cuando éramos niños, por lo que hay que ser bien precavidos en la cantidad de horas y formas en que utilizan el celular y las pantallas. Me refiero a que si un niño pasa muchas horas con él, y sobre todo lo tiene muy cerca de los ojos, se tiende a asociar a mayor riesgo de miopía a largo plazo. También pueden haber patologías de cuello o espalda en el futuro".
"En la adolescencia más tardía, colegios, en la universidad o institutos de educación superior, las personas que tienen problemas visuales habitualmente tienen síntomas. Si no ven bien el power point o se restriegan muy frecuentemente los ojos, por ejemplo, las personas por lo general consultan. Esto deriva en un tratamiento oportuno de lentes, y siempre junto con eso un oftalmólogo hace un examen completo para descartar cualquier patología".
"La radiación ultravioleta de Santiago y Chile es alta, tenemos además el problema de la capa de ozono y se asocia en muchas ciudades con sequedad ambiental. Esto produce alteraciones en todas las capas del ojo, produce un envejecimiento prematuro de la retina, inflamación de la conjuntiva y aceleración de las cataratas. Todas esas patologías pueden ser disminuidas con protección solar, y no solo me refiero a lentes con filtro, también a un jockey o sombrero que reste la cantidad de sol que llega a la vista".