BERLIN.- Alguna vez, el tenista Boris Becker se negó a jugar por Alemania de pura solidaridad ante los comentarios racistas contra Barbara, su esposa, cuyo único "pecado" para los neonazis era ser morena.
Tras su exitosa campaña en el tenis, Becker se dedicó a atacar con campañas públicas cualquier asomo de racismo, siempre con Barbara del brazo.
Tal vez esos mismos recuerdos del sólido amor entre el tenista y la modelo son los que más frenan aceptar que ahora ambos se junten en una conferencia de prensa para contarle al mundo que el amor se ha acabado.
"Desde hace un tiempo nos habíamos dado cuenta de que nuestras prioridades con respecto a nuestra relación son demasiado diferentes", dijeron Becker y Barbara, juntos en un papel que le llegó a la prensa, en el que se informaba que la ruptura había sido la semana pasada.
"Hemos aceptado que las cosas no podían seguir así y por eso hemos decidido separarnos. Pero no hemos hablado de divorcio", agrega el comunicado.
Boris y Barbara se casaron el 17 de diciembre de 1993 y tienen dos hijos, Noah Gabriel y Elias Balthasar. Noah Gabriel nació un mes después de la boda y Elias Balthasar vino al mundo en septiembre del año pasado.
Si bien se conocen pocos detalles del caso, Boris Becker, natural de la localidade de Leimen, cerca de Heildelberg, abandonó su ciudad adoptiva, Munich, con destino desconocido.
Varias campañas publicitarias los citaban como la dupla ideal, capaz de afrontar los problemas de una sociedad que cobija a uno de los grupos intolerantes más férreos que se hayan conocido.
Sin embargo, en este caso, el amor no es más fuerte.
