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Figo debió subir piso por piso

El futbolista portugués escaló tan alto que está tarde la FIFA lo nominó como el mejor del mundo. Su "status" de estrella coincide con una excelente generación de jugadores en su país, lo que convierte al seleccionado lusitano en uno de los favoritos para el Mundial 2002.

17 de Diciembre de 2001 | 15:04 | DPA
ZURICH/MADRID.- El premio al mejor jugador de 2001 concedido hoy por la FIFA al portugués Luis Figo culmina la carrera de un futbolista que subió cada peldaño hasta convertirse en estrella y al que su traspaso del Barcelona al Real Madrid en 2000 cambió la vida.

Antes de su transformación de azulgrana a blanco por la cifra entonces récord de 52 millones de dólares, el portugués había destacado como una de las estrellas más regulares en la liga española durante varias temporadas, pero no había obtenido el merecido reconocimiento internacional.

Sin embargo, desde que se enfundó la camiseta del Real Madrid el mundo entero ha fijado sus ojos en el portugués de 29 años. Balón de Oro en 2000 y mejor jugador FIFA en 2001, Luis Filipe Madeira Caeiro está ya consagrado entre los mejores del mundo.

Además, fue el líder indudable de la selección de Portugal que alcanzó las semifinales de la Eurocopa 2000 y conquistó el pase al Mundial de 2002, donde Figo llega en la cima de su carrera y con las máximas ambiciones.

Figo comenzó su carrera jugando en las calles de Cova da Piedade, su ciudad natal, cerca de Lisboa. Los ojeadores del Sporting de Lisboa se fijaron en él y lo vistieron de blanquiverde.

En Lisboa, Figo comenzó a despuntar, pero su carrera dio un giro cuando tuvo que enfrentarse al Real Madrid en la Copa de la UEFA de la temporada 1994-95. El Sporting de Lisboa cayó eliminado, pero Figo fue una pesadilla para la defensa madridista.

Desde ese momento, los grandes de Europa emprendieron una dura lucha por sus servicios, que terminó con el portugués firmando dos contratos en Italia, con Parma y Juventus. La ilegalidad fue castigada con dos años sin poder jugar en Italia, lo que fue aprovechado por el holandés Johann Cruyff, que se lo llevó al Barcelona.

Con Cruyff estuvo sólo una temporada, pero la banda derecha que le asignó el holandés fue suya desde el primer momento. Desde allí, su excelente regate y su habilidoso manejo de las dos piernas lo convirtieron en el jugador más desequilibrante de la liga española y un símbolo de la afición barcelonista.

Después, su sonado traspaso al Real Madrid le granjeó grandes enemistades, pero le permitió al mismo tiempo ascender con todos los derechos al "status" de estrella del fútbol mundial.
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