La de hoy era una mañana como cualquier otra (como cualquier otra esperando que mi despertador sonara), hasta que de repente sentí pasos hacia mi pieza y, entre sueños, que alguien estaba abriendo mi puerta...
Era José, mi hermano que vive conmigo, al que vi sigilosamente metiéndose en mi mundo.
-Amanda... ¿estai despierta?- me dijo susurrando.
Abrí medio ojo, sin enojarme, bastante dormida.
-No, estoy durmiendo...- le susurré yo también- ¿qué te pasa? Son las seis de la mañana...
En eso sentí otros pasos conocidos, los de Carlos, otro hermano que también vive conmigo, y que desde la puerta le susurra a José preguntándole si ya me despertó.
No alcancé a sacarme el sueño ni menos a darme cuenta que en dos segundo figuraba a lo Doña Flor y sus dos maridos, uno a cada lado de la cama, explicándome, que mi tele era la más grande, y que hoy comenzaba el mundial.
-Si sé -respondí-, sé que empieza, pero ¿no es a las siete el partido...?
-Pero la inauguración, las luces, la gente, todo, es ahora, a las seis- me dijo Carlos, sin mirarme, mientras buscaba restos de un chocolate que ya no había en mi velador.
José regresó a mi pieza con galletas y cosas ricas, sabedor de que me fascinan las coimas. Ya me desperté, sobre todo con la fuerte luz de la tele y por la cara de mis hermanos, gozando como cabros chicos. Cada vez que empieza un mundial conversan de lo mismo: que el penal de Caszely, el gol de Maradona a los ingleses, "Naranjito", el combo de Leonel...
Este año, sin Chile, pensé que sería más lejano para ellos, pero no, ahora es Argentina el favorito.
Carlos está, más que por el fútbol, por la onda, por compartir todos juntos, por las risas, por estar en la misma frecuencia, tres cabezas sobre un box spring, unidos por una televisión que transmite energías, deporte y sentimiento.
Yo veía a medio ojo a la Soledad Bacarreza “traduciendo” al Presidente de Corea, Kim Tae Jung, quien orgulloso, acompañado por su elegante mujer, le daba la bienvenida a los países que vienen con la idea de una paz mundial a través del deporte.
La mañana se me hizo novedosa, las galletas me reincorporaron mejor a lo que sería mi viernes, y a lo lejos, muy lejos, sonó el despertador que ya no era titular hoy.
Terminada la inauguración, y ya con hora de meterme a la ducha, nos quedamos viendo a Francia con Senegal.
-Oigan, no vale, no está Zidane- dije y mis hermanos me contaron que estaba lesionado.
Me dieron ganas de estar en Corea, viendo todo, pero estaba en Chile, tenía que ducharme, secarme el pelo...
Mis hermanos se adueñaron del box spring.
-Chiquillos, me voy a meter a la ducha, tengo que irme si no, no llego...
Salí de la ducha y ellos se fueron de la pieza como robots, mirando la tele.
La apagué y la pieza se volvió a dormir.
Me vestí rápido, agarré las llaves del auto. Estaba atrasada, felizmente atrasada.
¿Y mi cama? Mi cama la hago a la vuelta.
Amanda Kiran
