NIIGATA, Japón.- Inglaterra demostró ser un cuadro sólido e inteligente con una presentación redonda ante Dinamarca, al que derrotó por 3-0 sin exigirse totalmente durante la segunda etapa, donde se dedicó más a contener que a buscar la goleada.
Apenas con cinco minutos en el reloj, la primera falla defensiva de Dinamarca permitió la apertura de la cuenta. Beckham ejecuta un tiro de esquina que busca el cabezazo de Rio Ferdinand, que con un cabezazo potente complica al arquero Sorensen y el balón se cuela adentro de la portería. Era un 1-0 tempranero que inmediatamente permitió a Inglaterra manejar el partido con más calma, cediendo a los daneses la iniciativa y la posesión del balón.
Le costó mucho a Dinamarca comenzar a llegar donde el portero David Seaman. Usualmente lo hicieron a través de centros buscando alguna cabeza salvadora o con remates de media distancia, que poco complicaron al veterano portero de los ingleses.
A los 22 minutos, Michael Owen recibe un balón tocado por Butt y favorecido con un rebote en un defensor danés, que le permitió con un solo toque batir a Sorensen y poner el 2-0 que comenzaba a ponerle la firma al partido. Ésta llegó al cierre de la primera etapa, luego de un lateral de Mills que, tras el débil rechazo de un defensor, recibe Beckham. El jugador del Manchester United jugó rápidamente hacia el centro, donde Emile Heskey apareció con un remate bajo y potente que dejó sin opción a Sorensen. El 3-0 no le dejó ninguna chance a Dinamarca, cada vez más desesperado por marcar un tanto que al menos hiciera el marcador menos expresivo.
De ahí en más, Inglaterra cedió el protagonismo y se dedicó a controlar, e incluso el técnico Sven Goran Eriksson se dio el lujo de sacar a Owen para mantenerlo fresco en las próximas jornadas. El juego calmado y hasta reflexivo de los ingleses se vio reflejado en su conducción guiada por David Beckham, siempre atento a buscar al hombre mejor posicionado y nunca optando por un pelotazo sin intención. Es así como, pese a que Dinamarca manejó la posesión del balón, Inglaterra se las ingenió para llegar siempre con peligro al área danesa.
El segundo tiempo sin duda fue menos atractivo que el primero, donde Inglaterra aún pisaba de vez en cuando el acelerador. Con una defensa férrea y un portero que aportó seguridad, los ingleses no debieron esforzarse tanto para mantener su red inmóvil, pese a las constantes llegadas del desordenado conjunto danés.
Con esta presentación, Inglaterra vuelve a considerarse como un serio candidato a su segundo título mundial, aunque la prueba de fuego debiese llegar justamente en la siguiente fase, cuando enfrenten -seguramente- a Brasil, que el lunes define su paso a los cuartos de final ante la irregular Bélgica. Ahí se debería analizar si los ingleses realmente pueden jugar en su máximo nivel durante más que 15 o 20 minutos, que fue lo necesario para derrotar con contundencia a los daneses.
