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Box: De La Hoya conservó su legado con paliza a Vargas

Oscar De La Hoya liquidó a Fernando "El Feroz" Vargas en el undécimo asalto con un nocáut técnico de la pelea programada a 12, y que se celebró anoche en el hotel casino Mandalay Bay de Las Vegas (Nevada) ante 11.425 aficionados.

15 de Septiembre de 2002 | 09:07 | EFE
LAS VEGAS.- La guerra dialéctica sin cuartel que generó la pelea entre los estadounidenses, de origen mexicano, Oscar De La Hoya y Fernando "El Feroz" Vargas se transformó en el cuadrilátero en una obra maestra con una exhibición de boxeo.

De la Hoya fue el maestro que impartió la lección y Vargas el alumno que la recibió en forma de paliza, que lo obligó nada más terminarla a irse a un hospital para someterse a observación médica.

El "Odio en la Sangre", como los promotores habían vendido la pelea, dejó a De La Hoya con todas las cuentas pendientes saldadas, con doble título de campeón del peso súper welter, versión Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y una bolsa de 14 millones de dólares.

De La Hoya liquidó a Vargas en el undécimo asalto con un nocáut técnico de la pelea programada a 12 y que se celebró en el hotel casino Mandalay Bay de Las Vegas (Nevada) ante 11.425 aficionados.

La pelea tuvo dos partes muy diferentes con los cinco primeros asaltos en los que la pegada y agresividad de Vargas se impuso a la velocidad y más técnica de De La Hoya, que comenzó con mal pie al resbalar contra las cuerdas en el primer asalto y recibir dos golpes de izquierda que le dejaron marcado el pómulo derecho.

De La Hoya logró restablecer el control en el segundo con su directo de izquierda y buenas combinaciones, pero en el tercero Vargas le metió una derecha plena a la cara que lo puso de nuevo en aprietos.

El "Niño de Oro" asimiló el castigo y salió en el cuarto para imponer de nuevo su mejor técnica y movilidad sobre el cuadrilátero, pero Vargas no le daba descanso en sus ataques y en el quinto lo volvió a castigar con varias combinaciones que le hicieron comenzar a sangrar de la nariz.

Eduardo García, cuidador de Vargas, no paró de gritar en el descanso que "la pelea era suya, que la tenía ganada, que De La Hoya estaba acabado y no daba más".

Los cuidadores de De La Hoya sintieron que su boxeador tendría que mantener más que nunca la cabeza fría, utilizar el directo de izquierda, sacar la derecha y moverse, sus consejos fueron escuchados y a partir del sexto todo cambió porque ganó con convencimiento y claridad lo tres siguientes.

Vargas, que comenzó a sentir el cansancio de la pelea, sabía que era inferior a De La Hoya en técnica, velocidad y potencia, pero en el noveno volvió a sacar su fuerza en los puños y puso de nuevo en aprietos al "Golden Boy", que evitó males mayores gracias a la rapidez de su brazos y piernas.

La historia se estaba repitiendo en el décimo asalto hasta que cuando quedaban 15 segundos para que terminase, un gancho demoledor de De La Hoya alcanzó en plenitud la mandíbula de Vargas que se quedó tambaleándose y sintiendo que era el principio del final.

La campana lo salvó de un nocáut seguro y aunque sentado en su rincón, esta vez García le gritaba "despierta", "despierta", Vargas no podía reaccionar, estaba tocado, tampoco dijo ninguna palabra y se levantó de forma mecánica para comenzar el undécimo asalto.

De La Hoya lo recibió con un directo de izquierda para dejarlo más aturdido y luego le colocó varias combinaciones hasta que con 1:48 para que finalizase volvió a sacar su segundo gancho de izquierda y esta vez fue todavía más impactante que el primero en la mandíbula de Vargas, que se desplomó de espaldas, fulminado por el efecto del golpe.

Su promesa de "morir antes que perder frente a De La Hoya" hizo que Vargas se levantase a la cuenta de ocho, pero todavía le faltaba por recibir la peor dosis del castigo, una avalancha de golpes con ambas manos que obligó al arbitró Joe Cortez a poner punto final a tan desigual pelea.

De La Hoya estaba al frente de las cartulinas de dos jueces 96-94 y un tercero tenía a Vargas por delante con 97-94, sin que se explique en que baso su puntuación.

Los jueces oficiales para la pelea fueron Patricia Jarman-Manning, Paul Smith y Doug Tucker.

"Soy un boxeador con una gran paciencia, espere a que se cansase para luego también golpear con potencia y dureza, algo que muchos piensan que no puedo hacer en el cuadrilátero", declaró De La Hoya.

"Al final siempre los sorprendo porque mi pegada si hace daño".

De La Hoya, de 29 años, se llevó una bolsa de 14 millones de dólares y dejó su marca en 35-2, con 28 triunfos por nocáut, pero lo más importante de todo fue que evitó que Vargas lo retirase del boxeo como había anticipado.

"Habló una gran cantidad de basura y no me gusto por eso tenía que darle una lección", destacó De La Hoya, que ganó el sexto título mundial en cinco categorías diferentes (súper pluma, ligero, súper ligero, welter y súper welter).

Vargas, de 24 años, que subió al cuadrilátero acompañado por el legendario ex campeón mexicano Julió César Chávez, derrotado dos veces por De La Hoya, bajo su marca a 22-2, con 20 triunfos por nocáut, y perdió la reivindicación de ser el boxeador que representaba mejor el espíritu "guerrero" de sus antepasados.

"El triunfo se lo dedico a todo el pueblo de México y mi gente del Este de Los Angeles porque saben que me siento orgulloso de mis orígenes hispanos", declaró De La Hoya, que peleó por primera vez en 15 meses desde que se enfrentó al español Javier Castrillejo y la segunda en la categoría del peso súper welter.

De La Hoya, que conectó 281 golpes por 227 de Vargas -metió los más potentes-, admitió que cuando ve sangre en la cara de su rival lo único que desea es que tenga más.

"Se que suena brutal, pero es como me siento cuando estoy en el cuadrilátero y especialmente en esta pelea", subrayó De La Hoya, mientras Vargas iba camino de un hospital local de Las Vegas.
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