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La sorprendente historia del chileno que luchará por ganar US$ 1 millón en Mundial de Póker

Con sólo 23 años, José Ignacio Pino, se ha convertido en una de las promesas de este juego en nuestro país, el cual le dio la posibilidad de ser el representante más joven del torneo en Panamá.

03 de Marzo de 2014 | 07:29 | Por Ítalo Morales Salinas, Emol

SANTIAGO.- José Ignacio Pino viajará la próxima semana a Panamá. Con 23 años, el joven debió sortear un difícil camino y sobreponerse al rechazo inicial de su familia para cumplir su sueño. En centroamérica la joven promesa de nuestro país buscará quedarse con el millón de dólares que reparte el torneo internacional de póker.

A una semana del viaje los días parecen moverse a otra velocidad en su casa en Temuco. Una más lenta, más pausada. Son días que sirven para repasar una historia que quizás avanzó tan rápido, que desde el otro lado del teléfono, él debe tomar aire para contarla de corrido.

"Comencé a jugar póker hace tres años por amigos y en internet. Hace un año me puse a prueba y me inscribí en un torneo en el casino de Temuco y lo gané", revela a Emol.  

Con treinta mil pesos comenzó todo. Tras la inscripción, Pinto se quedó con el premio mayor: $ 530. 000. Mientras recibía los aplausos, observó a su alredor y se dio cuenta que no había otro como él ahí.

"El ambiente es medio opaco, medio mafioso, de élite, medio malo, más viejo. Es como un ambiente donde todos se conocen, son de plata y uno llega normal no más. Cuando gané nadie sabía quién era", revela.

Pese a ello, decidió seguir. Tras primer torneo llegó el segundo y el resultado fue el mismo. "Fue hace un mes y también lo gané, venciendo a 60 jugadores. El premio era el ingreso a un torneo en Puertos Varas que costaba 500 mil pesos la inscripción".

Antes de llegar ahí, le ofrecieron incluso 400 mil pesos por su lugar en mesa. Aunque era dinero que no tenía, para él no era lo importante. "Quería competir, ser el mejor y por eso logré clasificar a Panamá", explica.

Pese a que con el dinero que ha ganado logró incluso comprarse un auto. Cuando está sentado en la mesa piensa en el juego que en el precio de las fichas. En probabilidades.  Casi como un extensión de la carrera que estudia y su vida.

Ahí se siente seguro el joven estudiante de ingeniería civil. En la mesa juega a adivinar. A pensar en cómo actuará el resto, ponderar sus posibilidades y apostar. Porque si algo le enseñó el póker fue a eso. A saber cuando ir y cuando no.

El mundo de Pino parece correr por estructuras claras y a veces predecibles. Pero de cerca, se le ven las trizas. Por muy pocos que sean, 23 años no se llevan sin cicatrices.

Hijo de un matrimonio radicado en la capital de la novena región hace cerca de veinte años, José Ignacio, debió sufrir un accidente que moldeó en parte su cáracter. "En el año 2000, mi padre que era carabinero, fue baleado cuando estaba de servicio. Tuvo que ser dado de baja por invalidez", recuerda.

En su casa cuando comenzó a jugar no fue bien mirado. "Mi familia es bien cristiana y no fue muy aceptado que yo jugara. No les gustaba, pero cuando entendieron que no iba a apostar plata, sino que a competir, me empezaron a apoyar".

Ahora, mientras divide su tiempo entre los exámenes que se fueron postergando por los paros universitarios en 2013 y las tres horas que observa de póker diariamente frente al computador, el joven da el tiempo de soñar.

"De ganar un premio contundente en Panamá, la idea es titularme, formar mi propia empresa y seguir. Ya me he dado cuenta que no estoy en un nivel más bajo así que quiero llegar a la serie mundial de póker en Estados Unidos". José Ignacio Pino tiene las cartas en sus manos. 

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