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Gobierno argentino, en otro día de batalla contra el dólar

Los esfuerzos del gobierno del Presidente Eduardo Duhalde serán resistidos por la fiebre de los argentinos por comprar dólares, que nuevamente se veía reflejada el martes en la madrugada en las largas filas que comenzaron a formarse en las entidades financieras horas antes de que abrieran sus puertas.

26 de Marzo de 2002 | 09:26 | Reuters
BUENOS AIRES.- El gobierno argentino se disponía el martes a tomar armas contra la depreciación del peso y evitar que el colapso de la moneda local -que ya ha perdido 72,22 por ciento de su valor en lo que va de año- se convierta en el tiro de gracia de la agonizante economía.

Pero los esfuerzos del gobierno del Presidente peronista Eduardo Duhalde serán resistidos por la fiebre de los argentinos por comprar dólares, que nuevamente se veía reflejada el martes en la madrugada en las largas filas que comenzaron a formarse en las entidades financieras horas antes de que abrieran sus puertas.

El lunes, el peso argentino llegó a depreciarse más de 22 por ciento durante la jornada antes recobrar parte de su compostura y cerrar en el mercado mayorista con una caída de 13,89 por ciento a 3,60 por dólar.

El derrumbe de la moneda local está presionando los precios minoristas y analistas ya advirtieron que puede desencadenarse una espiral inflacionaria que alimentaría un estallido social como el que en diciembre obligó a renunciar a dos presidentes.

"No puede suceder que se tome esto como si fuese una hecatombe...serán varias las crisis que haya que soportar", dijo a un canal de televisión el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández.

El peso ha perdido rápidamente su valor desde principios de enero, cuando el gobierno peronista decidió devaluarlo en un intento por reactivar una economía estancada desde 1998.

Tras fracasar durante semanas en sus intervenciones en el mercado de cambio para fortalecer al peso, el Banco Central cambió de estrategia y lanzó una lluvia de resoluciones que buscar entorpecer la compra de dólares en casas de cambio que venden por encima de un precio fijado por la entidad rectora.

Además está intentando absorber la mayor cantidad de pesos en circulación para que los bancos no tengan liquidez y se vean imposibilitados de adquirir dólares, que es otro factor que -además de las compras minoristas- perjudica al peso.

Dentro de esta táctica, la entidad rectora está entregando a una serie de entidades dólares a cotizaciones inferiores a las del mercado con el compromiso de venderlos también más baratos, en un intento para que la demanda de la moneda estadounidense se canalice en estas instituciones.

Este martes, la entidad rectora amplió a más de 10.000 dólares desde 1.000 dólares la cantidad de divisas que pueden adquirirse en estos bancos.

Otra de las acciones es la presión hacia los exportadores para que liquiden lo más rápido posible los dólares que obtienen por sus ventas y así aumentar la liquidez en divisas en la plaza.

Aunque en público Duhalde afirma que no le interesa la evolución del dólar y que su estabilidad no corre riesgo siquiera por una hiperinflación, fuentes del Ministerio de Economía dijeron a Reuters que el gobierno quiere frenar la caída del peso por lo menos hasta la firma de un acuerdo financiero con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El Mandatario confía en que un pacto con el FMI, aunque incluya sólo un desembolso de fondos simbólico, será la señal de respaldo que necesita el país para obtener fondos de otras fuentes de financiamiento como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.

Antes de hablar de montos, el FMI exigió a Argentina una serie de medidas de austeridad de las cuales algunas fueron implementadas, pero otras el gobierno las considera inaceptables porque profundizarían la crisis social en el país, con casi la mitad de su población en la pobreza.

Entre las exigencias están rescatar las emisiones de monedas paralelas que circulan por las provincias y que son usadas por sus estados para financiarse ante la falta de efectivo por la crisis de la economía, que no crece desde 1998.

Para evitar que la crisis argentina se contagie a sus vecinos, el FMI puso a disposición de Brasil una ayuda financiera de 5.000 millones de dólares al aprobar un acuerdo crediticio con el país por 15.000 millones.

En tanto, Uruguay obtuvo un crédito contingente por 743 millones de dólares, que es una bocanada de aire fresco para la nación que más está sufriendo la crisis argentina debido a su vecindad geográfica y sus vínculos comerciales.
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