TOKIO.- La bancarrota del gigante telefónico WordlCom en Estados Unidos, tendrá efectos limitados a corto plazo en la economía de Japón, dicen los expertos, pero provoca que se empiecen a cuestionar los métodos contables de prestigiosas firmas niponas.
La mayor quiebra en la historia empresarial de Estados Unidos, tras descubrirse millonarios fraudes contables en la segunda compañía más grande de llamadas de larga distancia en ese país, afectará parcialmente las redes internacionales de NTT (Nippon Telegraph and Telephone) el gigante semi-estatal de la telefonía japonesa.
La NTT y su rival KDDI, que también usa los servicios de WorldCom en parte de sus comunicaciones, han recurrido a redes alternativas para evitar la interrupción de sus telecomunicaciones, según informaron fuentes del sector.
Entre los acreedores japoneses de WorldCom se encuentran proveedores de equipos como Fujitsu que, según medios locales, sufrirá un impacto "limitado" cuantificado por la propia empresa en "varios cientos de millones de yenes" (varios millones de dólares).
La malograda empresa estadounidense provee servicios en las grandes ciudades japonesas por medio de su sucursal MCI WorldCom Japan, autorizada en 1998 como una de las primeras firmas extranjeras del sector.
La banca nipona, que por estar afectada por la acumulación de millonarios créditos incobrables desde hace más de una década se ha visto obligada a reducir activos en el extranjero, perderá en las operaciones relacionadas con la telefónica estadounidense unos 40.000 millones de yenes (unos 339 millones de dólares, según la prensa económica local.
Las pérdidas, que en un setenta por ciento serán créditos incobrables a WorldCom son menos de la mitad de los 100.000 millones de yenes (847 millones de dólares) de pasivo que originó en la banca japonesa la quiebra de la empresa energética también estadounidense Enron, a finales del año pasado.
Según el diario económico Nihon Keizai, los grupos bancarios Mizuho Financial Group y el UFJ, tiene acuerdos crediticios con la telefónica estadounidense, mientras que el banco Tokyo-Mitsubishi ha concedido 15.000 millones de yenes (127 millones de dólares) de créditos a corto plazo.
Dada la sólida reputación financiera anterior de WorldCom, es posible que ninguna de las entidades japonesas comprometidas hayan provisto fondos para cubrir las pérdidas, que deberán incluir en sus cuentas del año fiscal en curso.
Algunos expertos predicen que la quiebra de la telefónica norteamericana acelerará la reducción de activos en el extranjero que lleva a cabo la banca nipona para tratar de mantener sus coeficientes de solvencia en los estándares internacionales.
Aparte de las pérdidas económicas, el efecto más preocupante de los escándalos contables en Estados Unidos será la incertidumbre sobre el estado financiero de empresas niponas de primer orden que siguen prácticas similares a las norteamericanas.
En una muestra de lo que puede seguir a continuación, las acciones de Sony sufrieron un fuerte retroceso la semana pasada debido a un informe publicado en Hong Kong según el cual el gigante nipón de la electrónica habría inflado sus beneficios del 2001 incluyendo en su contabilidad reservas establecidas antes de esa fecha.
La prensa económica local cita la financiera Orix como otra empresa cuyo potencial de crecimiento ha sido puesto en duda recientemente por sus métodos contables y por la antigua relación con una institución crediticia no financiera con problemas en sus libros contables.
Los analistas aseguran que los inversores estarán mucho más atentos a la contabilidad de entidades japonesas con desempeños ejemplares y dirigidas por carismáticos ejecutivos.
Hoy en la bolsa de Tokio, el efecto WorlCom figuró como factor en el desplome temporal del índice Nikkei por primera vez en cinco meses por debajo de los 10.000 puntos y del retroceso de Sony a su mínimo precio en lo que va del año.
