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Libro desnuda debilidades del "capitalismo rojo" al referirse al auge de la economía china

Explican cómo el sistema bancario chino sería una suerte de "cajero automático" para las autoridades.

23 de Febrero de 2011 | 08:29 | EFE
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El auge de la economía china es motivo de análisis para los especialistas.

EFE

PEKIN.- China no salvará a Europa de su crisis de deuda, ni la apertura de oficinas del banco ICBC supondrá un gran negocio para las empresas españolas y latinas, señalan a Efe los autores del libro "Capitalismo Rojo", donde explican cómo el sistema bancario chino es una suerte de cajero automático para Pekín.


"Los problemas de España no se van a resolver con el ICBC", señaló el economista Fraser Howie al referirse a la apertura de la oficina del gigante bancario en Madrid, que sigue a las de París, Bruselas y Amsterdam.


Lo que estamos viendo son los primeros pasos de la torpe salida de las empresas estatales chinas al extranjero, prosigue.


"Estoy seguro de que la mayor parte de su negocio va a ser dar servicio a las empresas y clientes chinos en esas ciudades. No veo que vaya a tener un impacto sustancial en la economía española".


¿Y las futuras oficinas del ICBC en Sao Paulo y Lima? Se centrarán en los recursos mineros y en las firmas chinas, asevera.


Fraser Howie y Carl Walter, dos veteranos economistas con una dilatada experiencia en China y Asia, son los padres de la última joya iconoclasta sobre el milagro chino: "Capitalismo Rojo: la frágil base financiera del extraordinario auge chino".


Es un jarro de agua fría para quienes esperan que China saque a Europa de la crisis, pero recoge dos décadas de práctica en el sistema bancario de la hoy segunda potencia económica, al que definen como "un negocio familiar".


Con la adquisición de deuda pública en Europa, China está ganando "un ligero capital político", pero las cuantías que adquiere "son tan pequeñas que no van a resolver el problema de estos países: el efecto es más psicológico que económico".


Además, Howie recomienda a los políticos europeos desconfiar de Pekín, ya que los oligarcas chinos “buscan claramente hacer amigos en un momento de dificultad para que la UE levante el embargo de armas”, asegura el director de la mayor correduría de Asia.


No hay que dejarse deslumbrar: Pekín no se salvó de la crisis de 2008 por esconder algún secreto cabalístico que el capitalismo ignoraba hasta ahora: su amparo ha sido enrocarse ante cualquier apertura de su sistema financiero y bancario.


De hecho, el porcentaje de presencia extranjera en la banca china apenas alcanza un 1,7 por ciento, tras reducirse a lo largo de los años a pesar la apertura. ¿Por qué? “La respuesta es que en ese sistema no hay igualdad de condiciones para los extranjeros”.


El llamado “Capitalismo Rojo” no se mueve según las leyes de la oferta y la demanda, sino mediante un calculado mecanismo construido alrededor de los intereses de las familias revolucionarias que constituyen la elite política y de sus empresas estatales.


Su capitalismo con intervención del Estado luce en plena crisis, con un crecimiento de dos dígitos, 2 billones de dólares en reserva extranjera y bancos en la cima de la lista Fortune 500.


Pero una sombra amenaza el sistema chino: los créditos fallidos.


La causa, indica el analista George Friedman, es un sistema de "guanxi,” o nepotismo, en el que el Partido ordena a los bancos que presten a sus empresas estatales, no a los agentes más eficientes, por lo que la deuda crediticia se estima entre 600.000 y 900.000 millones de dólares, entre un 25 y un 40 por ciento del PIB chino.


La solución hasta ahora ha sido la religiosa recapitalización de la banca, un ritual que China celebra cada diez años.


Pero este mal endémico, combinado con sus trastornos sociales, puede provocar una caída del “tigre de papel” en 2020, vaticina Friedman, director de Stratfor y autor de “Los próximos 100 años”.


"Ese argumento tiene mucho mérito” explica Howie, “pero Carl y yo siempre intentamos minimizar el desplome”.


China tiene muchos problemas económicos y sociales y está muy preocupada por una revuelta como la de Egipto, el Partido hará lo que sea para frenarla, “es más frágil de lo que parece, y no creo que vaya a convertirse en una gran potencia en lo que me queda de vida”, concluye.

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