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Santiago: Sábado 20 de abril del 2024 | Actualizado 01:25
ROMA.- El Gobierno italiano aprobó el jueves una enmienda constitucional que obligaría al país a tener presupuestos equilibrados a partir del 2014, salvo que el Parlamento permita una excepción.
La enmienda, que necesita una mayoría de dos tercios para su aprobación parlamentaria, forma parte de un plan de medidas de austeridad con las que el Gobierno pretende calmar las dudas sobre la estabilidad de sus finanzas públicas.
También llega al día siguiente de que el Senado aprobara un plan con recortes fiscales y de gasto por valor de 54.000 millones de euros con el que se busca alcanzar el equilibrio presupuestario en el 2013, y que ahora pasa a la Cámara Baja para su aprobación final en los próximos días.
En un comunicado emitido tras una reunión de gabinete, el ministro de Economía, Giulio Tremonti, dijo que la enmienda sería acompañada de "otros importantes textos de reforma".
Según la enmienda, en la Constitución se incluiría un artículo con la siguiente formulación: "El presupuesto del Estado respeta el equilibrio entre ingresos y gastos".
La enmienda impediría a los gobiernos tener un déficit "salvo en fases adversas del ciclo económico dentro de los límites que decida o debido a un estado de necesidad que no pueda sostenerse con decisiones presupuestarias ordinarias".
El estado de necesidad sólo se declararía bajo circunstancias excepcionales tras una votación para la que haría falta una mayoría absoluta en ambas cámaras, según el texto.
"En consecuencia, el ’presupuesto equilibrado’ no será solo un criterio de contabilidad, será un principio de elevada intensidad política y cíclica", afirmó Tremonti.
Italia ha aumentado sus esfuerzos para controlar sus finanzas públicas, tras dos meses de inestabilidad bursátil que produjeron un salto en los diferenciales de los bonos italianos por las dudas sobre la sostenibilidad de su deuda de 1,9 billones de euros.
Sus costos de financiación llegaron a niveles que no se podía permitir pagar y sólo pudo evitar la crisis gracias a la intervención excepcional del Banco Central Europeo, que ha comprado bonos italianos para mantener sus diferenciales en niveles sostenibles.
