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Posible caso de lavado de dinero en Costa Rica hace resurgir miedo al dinero virtual

Miles de millones son transferidos en un espacio de aparente vacío legal. Es más difícil seguir así las huellas del dinero que cuando se trata de una transferencia bancaria tradicional. Análisis de la agencia Dpa.

29 de Mayo de 2013 | 13:36 | Dpa
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Vista del edificio de la compañía Liberty Reserve, en San Rafael de Escazú, provincia de San José, Costa Rica. La firma está siendo investigada por posible lavado de dinero vía operaciones en Internet.

Efe

NUEVA YORK/BERLÍN.- Una vez más aparece el lado "malo" de Internet. Después de la piratería de música, la pornografía infantil y las estafas con tarjetas de crédito, los investigadores fijaron ahora su atención en las transacciones digitales.


Miles de millones son transferidos alrededor del mundo en un espacio con un aparente vacío legal. Es más difícil seguir así las huellas del dinero que cuando se trata de una transferencia bancaria tradicional. ¿Se crea así un paraíso para anarquistas, especuladores, criminales o incluso para terroristas?


"Estamos en el comienzo de la era del cyber-lavado de dinero", dice Richard Weber, jefe de la división de investigación de la autoridad estadounidense IRS, encargada de la recaudación fiscal. Él y su gente pudieron poner un freno a las actividades de la compañía de transferencia electrónica de dinero Liberty Reserve, con sede en Costa Rica.


A través de los sistemas de esta empresa se habrían blanqueado más de US$ 6.000 millones de origen ilegal desde 2006. Si estas acusaciones se confirman, se habría descubierto una de las mayores redes de lavado de dinero de todos los tiempos.


El caso pone en el foco de las miradas a otra moneda electrónica, el bitcoin. En los últimos meses llamó la atención por la enorme fluctuación de su cotización. De todas formas, el bitcoin, creado en 2009, tiene poco en común con el dinero virtual "LR" de Liberty Reserve, más allá de que se distribuye a través de Internet.


Como lo expresó Steve Forbes, redactor en jefe de la revista económica estadounidense "Forbes": "Hay algo seguro, y es que el bitcoin no es dinero". El bitcoin no cuenta con una instancia de control como un banco central. De su creador se conoce sólo el nombre que utiliza en la red: Satoshi Nakamoto.


En principio el bitcoin fue pensado como medio de pago para Internet y no para transferir dinero de fuentes dudosas. Por eso no se puede utilizar en gran cantidad y está limitado a US$ 21 millones. El bitcoin se parece más al oro que al dinero impreso. Durante la mayor parte de su existencia, desde 2009, el bitcoin fue más bien considerado una "moneda de hackers".


El problema surgió cuando especuladores del mundo real descubrieron el dinero virtual. En las últimas semanas, por ejemplo, su cotización en bolsas de cambio especializadas como Mt. Gox pasó de US$ 60 a US$ 266.


Cuando hubo gran cantidad de dólares en juego que también se esfumaron, apareció repentinamente el interés de las autoridades regulatorias estadounidenses por el bitcoin. Estas tenían desde hace un tiempo la vista puesta en las monedas virtuales, principalmente por la posibilidad de lavado de dinero, aunque en el caso del bitcoin también por la preocupación por los efectos de las fluctuaciones de su cotización en los mercados financieros reales.


Empresarios ingeniosos quieren poner cajeros automáticos para que el "bitcoin sea accesible para el público en general". Los creadores de estos cajeros piensan especiamente en países en crisis como Chipre. Pero Jeff Berwick, una de las principales figuras del proyecto, se retiró entre tanto del mismo. "El mayor problema con los cajeros automáticos con bitcoin es que son hardware", explicó. "Cualquier gobierno del mundo puede simplemente llegar y retirarlos".


A pesar de todo, Alistair Newton, de la investigadora de mercado Gartner, considera que las monedas digitales están en auge, como ocurre con las compras legales en Internet. Un ejemplo es "Coin", recientemente lanzada por la gran compañía de venta online Amazon. A través de la misma los clientes pueden comprar aplicaciones para sus smartphones o sus tabletas.


Newton da una explicación sencilla de por qué cree que crecerá la aceptación de este tipo de moneda electrónica: "Sencillamente es otra sensación a cuando se gasta dinero real que se ganó con esfuerzo".

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