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Capitán de barco asume culpa tras derrame de petróleo en islas Galápagos

"La verdad es que no sabía que la roca estaba allí. Fue exceso de confianza de mi parte. Yo tengo la culpa. Soy absolutamente culpable, fue error humano", dijo el capitán del barco ecuatoriano Jessica, Tarquino Arévalo.

25 de Enero de 2001 | 16:17 | Reuters
GALAPAGOS, Ecuador.- El capitán ecuatoriano cuyo barco encalló en las islas Galápagos hace una semana, asumió este jueves la responsabilidad por el derrame de combustible que amenaza el ecosistema, de lo que el naturalista británico Charles Darwin llamó "las islas encantadas".

Tarquino Arévalo, capitán del Jessica, de bandera ecuatoriana, dijo a Reuters que había errado en su entrada a la "Bahía del Naufragio", en las afueras del pequeño puerto de la isla San Cristóbal. "La verdad es que no sabía que la roca estaba allí. Fue exceso de confianza de mi parte. Yo tengo la culpa. Soy absolutamente culpable, fue error humano", dijo Arévalo. "No lo hice a propósito. No tiene nada que ver con mi tripulación. Fue mi culpa no la suya".

Las Galápagos albergan aves, peces tropicales, leones marinos, iguanas y las famosas tortugas gigantes de Galápagos, pero el único daño conocido hasta ahora son cuatro pelícanos muertos y una decena de leones marinos empapados en combustible. Cerca de 50 animales fueron rescatados del Parque Nacional de Galápagos y llevados a examinar.

El jefe del puerto, Peter Vallejo, dijo a Reuters que Arévalo, quien durmió a bordo del Jessica durante cuatro días después del accidente y necesitó tratamiento médico por una gran cortadura en su frente y deshidratación, no había sido arrestado, pero sería entrevistado junto a la tripulación.

"Tiene que ser juzgado una vez que termine el proceso. Está a la orden de la capitanía de puerto, pero no está preso", dijo Vallejo. Las islas Galápagos, administradas por Ecuador, se encuentran a 965 kilómetros de la costa, en el océano Pacífico. El Parque Nacional de Galápagos preserva las especies animales y su hábitat natural, donde han evolucionado durante miles de años con muy poca intervención humana.

Arévalo, con lágrimas en sus ojos, suplicó que su tripulación de cerca de una docena de marineros fuera puesta en libertad después de ofrecer las declaraciones pertinentes a las autoridades. El capitán, quien antes había sido un oficial de la marina radicado en las Galápagos, podría enfrentar una sentencia de entre cuatro y cinco años de cárcel si es acusado, indicó la policía local.

En el océano, cerca del desvencijado pueblo de Puerto Baquerizo Moreno, embarcaciones de la Marina ecuatoriana intentaban desesperadamente el jueves amarrar cables al Jessica, que está inclinado sobre estribor en medio de las rocas. Los intentos de enderezar la embarcación habían sido postergados por las fuertes olas, pero el Servicio de Guardacostas estadounidense, sumándose a los esfuerzos por evitar mayores derrames, intentaría sacar los 45.500 litros de combustible que quedaban en sus tanques.

Un portavoz del Servicio, que también colabora en los esfuerzos para poner a flote al Jessica, dijo que el oleaje hacía que las condiciones fueran "muy traicioneras". Agregó que era "una situación peligrosa", y que "la seguridad es de suma importancia".

También indicó que el impacto del derrame había sido "mínimo en la orilla de las playas". Hasta ahora las fuertes corrientes marinas han alejado de las islas la mayor parte del combustible derramado. Una fina capa de diesel llega hasta la isla Santa Cruz, a unos 65 kilómetros de la embarcación, y la mayor parte del combustible pesado flotaba a una distancia máxima de 16 kilómetros del puerto.

Cerca de dos tercios de los 1,1 millones de litros que transportaba la embarcación se derramaron en el océano y 318.000 han sido sacados de ésta.
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