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ETA continúa su ofensiva contra objetivos turísticos

El grupo separatista vasco hizo estallar hoy un coche bomba frente al Hotel Cala Font de Salou, ubicado al noreste de España. La explosión no dejó víctimas ni daños materiales de consideración.

18 de Agosto de 2001 | 09:55 | AFP
MADRID.- La organización separatista vasca ETA intensificó este sábado su campaña de terror contra los intereses turísticos españoles al hacer estallar un coche bomba frente a un hotel de Salou, en la Costa Dorada (noreste de España), sin provocar víctimas ni daños materiales de consideración.

Una decena de personas sufrió cortes superficiales provocados por el estallido de cristales, según el consejero catalán de Interior, Javier Pomés, quien precisó que las fuerzas de seguridad pudieron evacuar rápidamente la zona porque se esperaban desde hacía semanas a un atentado de este tipo.

Unos 600 turistas españoles, rusos, franceses, ingleses, italianos y alemanes que se alojaban en el hotel esperaron luego de pie o sentados en la acera fuera del perímetro de seguridad fijado por las autoridades, antes de ser autorizados a regresar a sus cuartos hacia el mediodía.

Un comunicante anónimo alertó a las 07:20 horas de la mañana local (05:20 horas GMT) a una asociación vasca de asistencia en carretera de la presencia, en el aparcamiento del Hotel Cala Font de Salou, de un Renault 25 blanco cargado con entre 40 y 50 kilos que iba a estallar 40 minutos después.

Este tiempo sirvió para evacuar el hotel y la explosión se produjo antes de que los artificieros trataran de desactivar el artefacto. El coche había sido robado en San Sebastián y el explosivo, Titadine, robado por ETA en un depósito francés en marzo pasado, afirmó Pomés.

Según Pomés, el comando autor del atentado se desplazó presumiblemente del País Vasco a Cataluña.

Este atentado, atribuido a ETA por las autoridades, se produjo al día siguiente de una reunión de coordinación en la lucha antiterrorista entre el Ministerio de Interior español y el gobierno vasco.

Esta nueva reunión, ampliamente destacada este sábado en las portadas de la prensa española, parece marcar un acercamiento en la colaboración en la lucha contra ETA entre las dos administraciones después de varios años de discordia.

El viernes, Pedro Morenés, secretario de Estado para la Seguridad, Pedro Morenés, y el viceconsejero vasco de Interior, Mikel Lagarda, dejaron a un lado las profundas divergencias entre el Partido Popular (PP en el poder en España) y el Partido Nacionalista Vasco (PNV, en el poder en el País Vasco) y crearon órganos de coordinación entre los cuerpos nacionales y autonómicos de la policía.

ETA prosigue por su parte su objetivo de perjudicar al primer sector económico español, el turismo, que atrae a unos 50 millones de visitantes extranjeros cada año.

El miércoles, dos explosiones atribuidas a ETA, interrumpieron el tráfico ferroviario en la línea de alta velocidad entre Madrid y Sevilla (sur de España).

En julio, la neutralización de un coche bomba colocado por ETA -que había advertido a las autoridades- en el área de estacionamiento del aeropuerto de Málaga (sur) había perturbado el tráfico aéreo. La víspera, una de sus militantes, Olaia Castresana, quien según la policía preparaba un atentado, había muerto mientras manipulaba explosivos en la localidad turística de Torrevieja (sudeste).

En marzo, ETA colocó dos coches bomba en las costas españolas, una en la localidad Rosas, en Cataluña (noroeste), que le costó la vida a un policía autonómico, y otra en Gandía, al norte de Valencia (este).

"A quienes eligen estos centros turísticos para su ocio y sus vacaciones, ETA quiere hacerles saber que considera estas zonas como objetivo de sus operaciones; y para que no haya consecuencias indeseables, les recomendamos encaradamente que no vayan a esos lugares", había advertido entonces la organización armada en un comunicado publicado por el diario independentista Gara.

Aunque ningún turista haya sido todavía víctima de una acción de ETA, el miedo, las molestias (retrasos, evacuaciones), los daños (coches alcanzados), corren el riesgo de perjudicar la imagen turística de la costa mediterránea y disuadir a los turistas de visitarla.

Paradójicamente, fue sin embargo en San Sebastián, en el País Vasco, donde un turista británico resultó herido el viernes por la noche durante una embestida de la policía vasca contra los jóvenes manifestantes radicales de la asociación separatista Segi.
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