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Al menos 45 muertos deja motín en cárcel brasileña

Lo que activistas de derechos humanos calificaron de "carnicería" ocurrió tras los muros del presidio de Urso Branco, en la periferia de la ciudad de Porto Velho, la capital del estado amazónico de Rondonia, fronterizo con Bolivia, cuando varios de los presos intentaron realizar una las típicas fugas que se producen a fin de año.

02 de Enero de 2002 | 21:24 | EFE
PORTO VELHO.- Por lo menos 45 presos murieron este miércoles a manos de sus propios compañeros de celda durante las quince horas que duró un violento motín que estalló tras un intento de fuga en una cárcel brasileña, según informaron fuentes oficiales.

Lo que activistas de derechos humanos calificaron de "carnicería" ocurrió tras los muros del presidio de Urso Branco, en la periferia de la ciudad de Porto Velho, la capital del estado amazónico de Rondonia, fronterizo con Bolivia.

La Policía Militar (PM), que se abstuvo de intervenir hasta negociar con los líderes del motín las condiciones para su ingreso al penal, confirmó que al menos 45 cadáveres han sido localizados en patios y calabozos de la prisión, y que además hay una veintena de heridos.

Según testimonios de algunos de los diez guardias que fueron tomados como rehenes por los amotinados, muchos de los muertos fueron apilados por los propios presos dentro de los calabozos.

"Hay presos decapitados, otros fueron ahorcados y muchos de ellos fusilados por sus propios compañeros", dijo uno de los guardias que permaneció como rehén al diario electrónico Rondonia Agora.

"Había cuerpos colgados de las rejas de los calabozos y muchos otros estaban amontonados dentro de las celdas", agregó el guardia, que mantuvo su nombre en reserva por miedo a represalias y dijo haber entrado al servicio penitenciario hace apenas dos meses.

El arzobispo de Porto Velho, Moazyr Grechi, que ingresó al penal una vez que las autoridades recuperaron el control, dijo haber visto "escenas terribles" producto de una "auténtica carnicería".

Grechi confirmó las cifras oficiales, aseguró que "personalmente" contó "por lo menos 45 muertos" y declaró estar convencido de que la identificación de muchos de los fallecidos "será muy difícil", por la gravedad de las heridas.

Según las autoridades, la rebelión se desató de madrugada, después de que los guardias impidieron la fuga de diez detenidos. En ese primer incidente, cinco presos resultaron heridos de bala y unos 300 de los 900 que alberga el penal iniciaron la sangrienta rebelión, que sólo fue controlada después de unas quince horas.

El superintendente de Asuntos Penitenciarios de Rondonia, Abimael Araújo dos Santos, atribuyó la matanza a un enfrentamiento entre dos bandas rivales que estalló en medio del motín.

La cárcel de Urso Branco, situada en la periferia de Porto Velho, tiene los mismos problemas de hacinamiento que la mayoría de las 300 cárceles que existen en Brasil, un país cuyos penales figuran en las "listas negras" de todos los organismos internacionales de derechos humanos.

En la prisión en que se produjo hoy la matanza, unos 900 presos se hacinaban en espacios originalmente destinados a albergar a 320 presos, según declararon portavoces de la Comisión de Justicia y Paz de la Archidiócesis de Porto Velho, que ingresaron al penal junto con autoridades de la Policía Militar.

Según fuentes citadas por la prensa regional, dentro del penal ya se temía por el estallido de una rebelión desde el 20 de diciembre pasado, cuando un juez determinó que los presos debían permanecer encerrados en sus celdas los días 31 de diciembre y 1 de enero.

El juez Arley Silva da Costa explicó que su decisión tenía como objetivo impedir los habituales intentos de fugas que se registran cada fin de año.

Portavoces de la Gobernación de Rondonia dijeron que los presos también exigieron el traslado a otros penales de 35 detenidos considerados de "extrema peligrosidad", entre los que están varios de los propios líderes del motín.

La rebelión es la primera que se registra en el 2002 en las cárceles brasileñas, que las organizaciones de derechos humanos han calificado entre "las más brutales" de América Latina y en las que los motines se suceden casi a diario.
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