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Perfil del empresario secuestrado en Brasil por chilenos

El publicista Washington Olivetto fue liberado el sábado después de 53 días de cautiverio perpetrado por una organización criminal que fue desbaratada ayer en Brasil donde participan seis chilenos "frentistas".

04 de Febrero de 2002 | 09:07 | Las Ultimas Noticias
Aunque Washington Olivetto solía vestir polera y zapatillas para pasar inadvertido, los 100 millones de dólares anuales en utilidades que lograba su agencia lo transformaban en un apetecible blanco para secuestradores con ganas de obtener dinero, harto dinero.

Washington Olivetto y su mujer, Patricia Viotti.El éxito imposible de esconder -tampoco era su propósito-, convirtió a este hiperactivo hombre de 50 años e hijo de italianos inmigrantes, en un gurú de la publicidad Latinoamericana. Su carrera la inició desde abajo, como simple empleado y encargado de pequeñas cuentas. El despegue profesional lo dio al asociarse con capitalistas suizos para instalar una agencia propia.

Luego llegaron los galardones internacionales y los anaqueles de su oficina se fueron llenando, por ejemplo, de Leones obtenidos en el Festival de Cannes, el más prestigioso del mundillo publicitario.

Esta figuración lo hizo proyectar una imagen perfecta y que en los medios de comunicación brasileños se tradujo en una suerte de estrella popular, como un cantante o un actor famosos. Los más entusiastas le llegaron apodar el Papa de la publicidad, por su estilo único y su autoridad incuestionable en un país acostumbrado a criticar y poner en entredicho a sus próceres.

Quizás el hito más relevante de su trayectoria sea BomBril, una marca de detergentes. Ese trabajo está consignado en el Libro de Records de Guiness por ser la campaña de mayor permanencia en el aire con el mismo protagonista, el actor Carlos Moreno. Han sido más de 160 comerciales en 16 años.

Hay quienes aseguran que fue gracias a Olivetto que las carreras de publicidad son ahora las más cotizadas por los jóvenes que salen de secundaria y piensan en la educación superior.

Cabeza de balón

Washington OlivettoComo buen brasileño es fanático del fútbol y su predilección por el popular Corinthians es reconocida. Incluso, en 1992 participó en una estrategia para cambiarle el rostro al club, lo que incluyó un nuevo diseño de la camiseta negra y celeste, y la captación de socios comprometidos con la suerte institucional. No era raro encontrarlo en los sectores más exclusivos de los estadios paulistas, disfrutando de una Brahma, un Marlboro y hablando de tácticas y estrategias.

Entre sus amistades se cuenta Sócrates, ese larguirucho médico que se apropió del mediocampo verdeamarillo durante la década de los ochenta.

Aunque no le da asco ningún cliente, entre sus máximas está la siguiente: “No me gusta trabajar ni para el gobierno ni para los políticos. No me gusta trabajar con un producto que no se pueda devolver”.

Como la moda de los secuestros había afectado a colegas publicistas tan renombrados como él, Olivetto se movilizaba desde hace un tiempo en autos blindados y mantenía una saludable reticencia a figurar en recintos públicos. No fue suficiente.

Casado en segundas nupcias con la empresaria y productora Patricia Viotti, este fumador consuetudinario tiene un hijo de 26 años de nombre Homero, producto de su primer lazo matrimonial. Con él y Patricia recupera en su lujoso domicilio parte de la normalidad arrebatada. Es probable que pronto volverá a recorrer las calles de Sao Paulo en su Porsch de carrera, claro que con cautela, con más cuidado que antes del 11 de diciembre pasado.
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