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Papa advierte sobre peligro de estabilidad democrática en Argentina

Juan Pablo II realizó un diagnóstico descarnado y realista del país trasandino, advirtiendo que "la profunda crisis social y económica" por la que atraviesa, pone en peligro su democracia.

13 de Febrero de 2002 | 11:29 | Elisabetta Piqué, La Nación (GDA)
ROMA.- Con un diagnóstico descarnado y realista de la Argentina actual, el Papa advirtió ayer que "la profunda crisis social y económica que afecta a toda la sociedad pone en peligro la estabilidad democrática", al tiempo que advirtió que en muchos hogares "falta hasta lo más básico e indispensable".

En un fuerte mensaje a los obispos y arzobispos argentinos que concluyeron su visita ad límina, el Santo Padre llamó a los políticos a realizar en esta "hora crucial" un "serio examen de conciencia", respaldó el diálogo nacional que se lleva adelante con la activa participación de la Iglesia, llamó al respeto de los valores morales e invitó al pueblo argentino a "mantener la esperanza auténtica, que es Jesucristo resucitado".

El Papa transmitió estas palabras que, otra vez, reflejan su sentida preocupación por nuestro país, al término de la visita ad límina de una primera tanda de 32 obispos argentinos, entre los cuales se encuentran el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio; el arzobispo de Rosario, Eduardo Mirás; el obispo de Morón, Justo Laguna, y Guillermo Rodríguez Melgarejo, secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA).

Después de saludarlos "cálidamente" y concelebrar una misa en su capilla privada del segundo piso del Palacio Apostólico, el Papa entregó a cada uno, en un sobre, un mensaje de intenso contenido político, en el cual no se olvidó de mencionar a los jubilados, los desempleados y "a los que han perdido todo en las revueltas", exaltó la "vitalidad de la Iglesia Argentina" y sus actividades en favor de los más necesitados.

"Vuestro país atraviesa en estos momentos una profunda crisis social y económica que afecta a toda la sociedad y, además, pone en peligro la estabilidad democrática y la solidez de las instituciones públicas", advirtió el Pontífice. "En muchos hogares falta hasta lo más básico e indispensable, poniendo a tantas personas ante un futuro lleno de riesgos e incertidumbres", agregó.

"La preocupación del momento presente -siguió- debe llevar a un serio examen de conciencia sobre las responsabilidades de cada uno y las trágicas consecuencias del egoísmo insolidario, de las conductas corruptas que muchos denuncian, de la imprevisión y mala administración de los bienes de la Nación."

El Papa, que cada cinco años recibe a los obispos de los distintos países, recordó que la corrupción no es un fenómeno nuevo en nuestro país. Ya en la última visita ad límina de los prelados argentinos había subrayado cómo "la corrupción y su impunidad corren el riesgo de generalizarse, con las lamentables secuelas de indiferencia social y escepticismo".

Al destacar que "en la raíz de esa penosa situación hay una profunda crisis moral", el Pontífice coincidió con el diagnóstico hecho el 8 de enero último por la CEA, que llamó a una vuelta al "cultivo de los valores morales" y, en especial, a "la austeridad, el sentido de la equidad y de la justicia, la cultura del trabajo, el respeto de la ley y de la palabra dada".

El Papa reconoció que en este momento hacen falta "oportunas medidas técnicas que levanten la economía y favorezcan que a cada argentino no le falten los bienes necesarios para desarrollarse como persona y como ciudadano". Aunque afirmó que no le corresponde a la Iglesia señalar cuáles son las medidas "más adecuadas", respaldó su colaboración para favorecer un diálogo nacional. "El diálogo excluye la violencia en sus diversas expresiones, como son muertes y saqueos, y ayuda a construir un futuro más humano con la colaboración de todos, evitando de ese modo un radical empobrecimiento de la sociedad", explicó.

Destacó que "la situación social no mejora tan sólo aplicando las medidas técnicas", sino también, y sobre todo, "promoviendo reformas con una base humana y moral, que tengan presente una consideración ética de las personas, de la familia y de la sociedad".

Por esto, añadió, "sólo una nueva propuesta de los valores fundamentales, como son la honestidad, la austeridad, la responsabilidad por el bien común, la solidaridad, el espíritu de sacrificio y la cultura del trabajo, en una tierra como la vuestra, que la Providencia ha creado fértil y fecunda, puede asegurar un mejor desarrollo integral para todos los miembros de la comunidad nacional".

Exhortó a los religiosos a seguir acompañando al pueblo "como ministros de la reconciliación". "Debéis animar a todos, empezando por los responsables de la vida política, parlamentaria, administrativa y judicial de la Nación, a promover condiciones más justas de vida, de trabajo y de vivienda".

"Si bien es cierto que la magnitud del fenómeno tiene también componentes externos y es necesario buscar apoyos" en el exterior, sentenció: "Los argentinos, con las ricas cualidades que los distinguen, han de ser los protagonistas y los artífices principales de la reconstrucción del país, comprometiéndose con su esfuerzo y tesón a superar esa situación tan difícil".
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