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Moscú defiende su amistad con régimen iraní satanizado por EE.UU.

El ministro de Exteriores iraní, Kamal Jarazi, llegará mañana a Moscú en una visita enmarcada por la amenaza reciente a Teherán del Presidente de EE.UU., George W. Bush, en su mensaje sobre el estado de la Unión el 29 de enero.

17 de Febrero de 2002 | 08:53 | EFE
MOSCU.- Rusia refuerza sus vínculos estratégicos y económicos con Irán, a pesar de que este país ha sido incluido por Estados Unidos en el llamado "eje del mal" que amenaza al mundo, y aun a riesgo de enturbiar el actual idilio entre Moscú y Washington.

El ministro de Exteriores iraní, Kamal Jarazi, llegará mañana a Moscú en una visita enmarcada por la amenaza reciente a Teherán del Presidente de EE.UU., George W. Bush, en su mensaje sobre el estado de la Unión el 29 de enero.

Bush acusó a Irán, Irak y Corea del Norte de formar un "eje del mal" para la estabilidad mundial y los intereses norteamericanos, y dejó abierta la posibilidad de prolongar a alguno de esos países la operación antiterrorista de Afganistán.

Moscú ha tratado de quitar fuego a esas palabras y ha rechazado una aplicación de "etiquetas" a unos estados que, hasta los atentados del 11 de septiembre, eran prioritarios para su doctrina exterior.

Las negociaciones de Jarazi en Moscú tratarán algunas de las razones que sustentan el interés ruso por Irán.

La agenda se centrará en las consecuencias de la campaña de Afganistán liderada por EE.UU., los cambios en Asia Central con la nueva presencia estadounidense, la situación en el Cáucaso y Oriente Medio, y la cooperación energética.

Irán puede ser la última baza de Rusia para contrarrestar el avasallador avance de EE.UU. en Asia Central tras la derrota talibán y en el propio Afganistán, país del que Moscú y Teherán no quieren ser relegados.

Aunque Rusia cerró filas con EE.UU. en la guerra antitalibán y la lucha antiterrorista -a costa de ceder terreno en Asia Central a la influencia norteamericana-, en Moscú no ven con buenos ojos la celeridad y alcance de los pasos de Washington en la región.

Aparte de los intereses estratégicos, está en juego el control de la energía del Caspio -mar que Rusia e Irán comparten con otras tres repúblicas ex soviéticas- y sus rutas de transporte.

Una alianza entre Rusia e Irán para transportar el petróleo y gas del Caspio por territorio iraní (sobre la que India tiene gran interés) podría amenazar la "ruta afgana" hasta Pakistán, gran apuesta de EE.UU., que tras la derrota talibán adquiere nueva actualidad y muchos defensores en la Administración Bush.

Pero EE.UU. alega otras razones para recelar de la amistad ruso-iraní.

El argumento de la Casa Blanca para incluir a Irán primero en su lista de países "irresponsables" y después en su "eje del mal" es la presunta intención de Teherán de conseguir armas de destrucción masiva susceptibles de ser empleadas contra EE.UU..

Washington reprocha a Moscú el haber promovido ese temor con sus ventas de armas y tecnología militar a Irán, congeladas durante casi cinco años desde 1995, pero que la llegada del Presidente Vladímir Putin al poder en el año 2000 se encargó de reanudar.

En 1995, el entonces vicepresidente estadounidense, Al Gore, y el que era Primer Ministro ruso, Viktor Chernomirdin, firmaron un memorando secreto que comprometía a Rusia a no vender más armas a Irán, especialmente en lo que se refería a sistemas de misiles.

A cambio, EE.UU. dedicaba una cuota del lanzamiento de sus satélites de comunicaciones a la industria espacial rusa para compensar los beneficios que dejaba de ingresar Moscú con las armas para Irán, más de 5.000 millones de dólares en años anteriores.

Este acuerdo -que no impidió la presencia de especialistas rusos en Irán, entre ellos expertos en balística de cohetes- fue criticado abiertamente en Moscú en 1999 y en noviembre del año siguiente Rusia lo denunció.

Entonces, la Casa Blanca habló de entregas a Irán de tecnología de misiles prohibida y la construcción por ingenieros rusos de un segundo reactor atómico en la localidad persa de Bushehr.

El director de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA), George Tenet, dijo incluso que Irán podría disponer de armas nucleares gracias a la adquisición de material de fisión y tecnología procedente de Rusia y Kazajistán.

Moscú lo niega pero no oculta su interés en ampliar su venta de armas a Irán en años próximos hasta alcanzar los 7.000 millones de dólares, incluido el posible suministro de sistemas antiaéreos capaces de poner en jaque la superioridad aérea de EE.UU. en el Golfo Pérsico.

Así, este otro "eje" Moscú-Teherán aparece como un obstáculo principal para la política norteamericana en Oriente Medio y el sur de Asia, inconveniente que EE.UU. está dispuesto a maquillar con las pinceladas de lucha antiterrorista que tan buenos resultados dio en Afganistán.
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