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Crecen las protestas y Duhalde dice que no habrá "balas"

Las protestas sociales se han multiplicado en los últimos tiempos, como secuela de una delicada recesión de casi cuatro años que dejó a la Argentina con su economía quebrada, con una desocupación del 16,4% y con una pobreza que afecta a un tercio de los 37 millones de habitantes.

20 de Febrero de 2002 | 16:14 | AP
BUENOS AIRES.- Las protestas proliferaban el miércoles en la Argentina y el Presidente Eduardo Duhalde dijo que el orden será restaurado "al menor costo posible", al cumplirse dos meses de un estallido social que derivó en la renuncia a la jefatura de estado de Fernando de la Rúa.

Duhalde dijo que las quejas de la sociedad, por la descomunal crisis socioeconómica del país, no serán resueltas "con la policía, la gendarmería, el ejército o las balas".

"Pero un país no puede vivir sin un mínimo orden", declaró Duhalde a la prensa, mientras nueve de las principales rutas de acceso a Buenos Aires fueron cortadas por desempleados "piqueteros" y otro tanto ocurría en provincias como Jujuy, Salta, Tucumán, Neuquén, Mar del Plata y Chaco.

Frente al Congreso, millares de personas se congregaron para reclamar a los legisladores que no aprueben el Presupuesto nacional, que prevé un fuerte recorte del gasto público.

"Un Congreso como este, con su legitimidad cuestionada por la sociedad, no puede aprobar esto, porque significa una traición a las iniciativas populares", dijo el líder piquetero Luis D’Elia, en un acto que contó con desocupados y trabajadores de diversos gremios.

En Jujuy, en el extremo norte, la agencia Dyn dijo que además de cortes de ruta, trabajadores municipales se concentraron frente a la casa de gobierno, en el centro de la ciudad, para reclamar la entrega de alimentos, útiles escolares y becas estudiantiles, entre otras cosas.

En los puentes La Noria y Nicolás Avellaneda, ambos de vital acceso a la ciudad de Buenos Aires desde la zona sur del conurbano bonaerense, centenares de desempleados colocaron barreras en los puentes y quemaron neumáticos, según se vio por televisión, provocando un gran congestionamiento de tránsito.

Otros piqueteros bloquearon de manera similar parte de la autopista que une a la Capital Federal con la ciudad de La Plata, a 50 kilómetros al sur, según diversos informes de prensa.

"Queremos protestar en paz, no que corra sangre", dijo a la prensa el piquetero Juan Carlos Alderete, miembro de la denominada Corriente Clasista y Combativa, un grupo de organización que tienen los desocupados.

En Buenos Aires se concentraban otras manifestaciones, con protestas por separado de grupos de desempleados que reclaman trabajo y alimentos y ahorristas que recorrían el microcentro haciendo sonar sus cacerolas demandando a los bancos la devolución de su dinero en dólares y no en pesos devaluados.

Decenas de desocupados del denominado Movimiento Teresa Rodríguez protestaron en el cruce de las céntricas avenidas de Mayo y 9 de Julio, reclamando trabajo y alimentos.

El tránsito en esa zona era un caos y lo paradójico fue que en ese mismo lugar se dio cita otro grupo de manifestantes que reclamaron por la reestatización de la petrolera Repsol-YPF, de capitales españoles-argentinos.

Frente al Palacio de Tribunales, cientos de personas formaban una larga fila para demandar judicialmente al gobierno por haber congelado sus depósitos.

Los diferentes grupos se aprestaban a unir su desencanto en la Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno, en cuyas inmediaciones el tránsito era un caos por los efectos de las manifestaciones.

"Hay que poner orden pero con el menor costo posible de represión, ya que la solución no viene nunca por el lado de la violencia", dijo Duhalde.

Las protestas sociales se han multiplicado en los últimos tiempos, como secuela de una delicada recesión de casi cuatro años que dejó a la Argentina con su economía quebrada, con una desocupación del 16,4% y con una pobreza que afecta a un tercio de los 37 millones de habitantes.

Las protestas alcanzaron su punto máximo en las horas previas y posteriores al 20 de diciembre, cuando un estallido social con 29 muertos y unos 200 heridos derivó en la renuncia de De la Rúa.

A De la Rúa lo sucedieron tres presidentes en forma efímera en medio de nuevas convulsiones sociales, hasta que una Asamblea Legislativa, formada por los diputados y senadores, eligió a Duhalde para cumplir el periodo de dos años que dejó inconcluso De la Rúa.

A poco de asumir, Duhalde llamó a elecciones para el 13 de septiembre de 2003.
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