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Pentágono prepara aumento de ensayos antimisiles tras retirada ABM

"En junio, Estados Unidos ya no tendrá restricciones. Seremos capaces de hacer pruebas y desarrollar más, y tomar decisiones sobre cómo hacerlo mejor, cómo desplegar la defensa antimisiles", declaró hoy el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.

15 de Marzo de 2002 | 15:05 | EFE
WASHINGTON.- Estados Unidos quiere aumentar la complejidad de los ensayos de su sistema antimisiles después de que en junio se consume su retirada del tratado ABM, que regula las defensas contra misiles balísticos, dijo hoy el Pentágono.

"En junio, Estados Unidos ya no tendrá restricciones. Seremos capaces de hacer pruebas y desarrollar más, y tomar decisiones sobre cómo hacerlo mejor, cómo desplegar la defensa antimisiles", declaró hoy el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.

El ensayo que el Pentágono realizará esta noche sobre el sistema antimisiles muestra que EE.UU. está dispuesto a continuar con el proyecto de forma lenta pero inexorable, a pesar de las protestas del exterior.

La prueba de esta noche incluirá el uso de una cabeza "enemiga" con tres señuelos para tratar de confundir al vehículo interceptor, en un ligero incremento de la complejidad del proceso, que crecerá en dificultad progresivamente.

Aun así, el Pentágono reconoció que ninguno de los elementos que se usarán en este ensayo están listos para considerarse "operativos" y que harán falta varios años más de desarrollo.

El Gobierno estadounidense decidió intensificar el proceso tras los atentados terroristas de septiembre pasado, en un intento de garantizar la seguridad del país ante un hipotético ataque de países de los que se cree que desarrollan misiles balísticos, como Corea del Norte, Irak o Irán.

Dentro de esta aceleración del desarrollo, el presidente George W. Bush quiere comenzar a instalar en Alaska ya en 2004 un primer grupo de misiles interceptores, aunque dentro de una fase rudimentaria del sistema.

El coste de todo el proyecto es de unos 60.000 millones de dólares a precios de 2000, aunque los propios expertos del Pentágono han reconocido que es muy probable que la cifra sea mayor.

Rusia y China mantienen sus protestas, ya que temen que Washington pueda tener la tentación de crear un sistema que no sea limitado y otorgue a EE.UU. una gran ventaja estratégica, que cambiaría el concepto de la disuasión nuclear.

En el caso ruso, EE.UU. dio en diciembre pasado su preaviso de seis meses acerca de que se retirará del tratado ABM, firmado en 1972 por Washington y Moscú, que regula las defensas contra misiles balísticos.

Las restricciones del ABM, que prohíbe una defensa como la que planea EE.UU., han impedido al Pentágono realizar hasta ahora ensayos más complejos, que están previstos para más adelante.

Washington propuso a Moscú enmendar el tratado, pero el rechazo ruso movió a la Casa Blanca a avisar de que se retirará, por primera vez, de un tratado de control de armamentos.

También ha habido quejas en el Congreso, donde varios legisladores demócratas consideran que el gasto en este sistema (100 millones de dólares por cada ensayo) es demasiado, mientras que los terroristas pueden causar graves daños en EE.UU. con medios mucho más simples que misiles balísticos.

El ensayo tiene una ventana de realización entre las 21.00 y la 01.00 del sábado hora de Washington (02.00-06.00 GMT).

Al igual que en ocasiones anteriores, este sexto ensayo empleará un misil intercontinental Minuteman II modificado como "enemigo", que despegará de la base aérea de Vandenberg (California).

Veinte minutos después del disparo del misil, se lanzará un cohete interceptor desde el atolón de Kwajalein, en las Islas Marshall, en el Pacífico Central y a unos 7.700 kilómetros de California.

El interceptor va equipado con un "vehículo de destrucción" que, guiado por el prototipo de un radar de Banda X, basado en Kwajalein, y el sistema de alerta y mando situado en Colorado Springs, donde está también el Mando Aéreo Estratégico de EE.UU.

El objetivo es que el vehículo de destrucción, guiado por radares de alta precisión, colisione y destruya la cabeza del misil antes de que ésta inicie su reentrada en la atmósfera, a unos 225 kilómetros de altura.

Los dos últimos ensayos, realizados en julio y diciembre de 2001, tuvieron éxito y esta prueba es una de las muchas que el Pentágono prevé realizar, incorporando cada vez más complejidad, hasta poder desarrollar un sistema operativo.
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