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Violentos disturbios en Venezuela: habría una decena de muertos

Mientras continúa la incertidumbre en relación con el Presidente venezolano Hugo Chávez, acosado por protestas y la insurrección de sus altos mandos militares, la violencia desembocó en una verdadera batalla campal en las cercanías del palacio gubernamental.

11 de Abril de 2002 | 23:55 | AP
CARACAS.- El presidente Hugo Chávez vivía el jueves el momento más difícil de su gobierno, con violentas protestas de manifestantes que exigen su renuncia y que han dejado por los menos 12 muertos y 96 heridos.


Protestas en Caracas habrían dejado una decena de muertos y 80 heridos. Mandos de las fuerzas armadas se negaron a reprimir a los manifestantes.
Al anochecer, un grupo de por lo menos 30 militares de alto rango se insubordinaron y desconocieron la autoridad de Chávez y el alto mando militar.

"La Constitución nos impone la obligación de mantener el orden interno y por lo tanto evitar más derramamiento de sangre", dijeron los militares en un comunicado leído por el vicealmirante Héctor Ramírez. "Esa obligación pasa por la salida pacífica del ciudadano presidente y la sustitución del alto mando militar".

La rebelión de los militares se dio en medio de un paro general y disturbios en varias regiones del país por el conflicto en la estatal petrolera.

Las cercanías del palacio de gobierno fueron escenario de una batalla campal entre agentes de la Guardia Nacional y manifestantes que participaron en una multitudinaria marcha para exigir la dimisión de Chávez.

Algunos de los miembros de los grupos oficialistas denominados "círculos bolivarianos" fueron captados por cámaras de televisión disparando armas automáticas de forma indiscriminada contra los participantes, que se calcuraron en 150.000.

El ex ministro del Interior Luis Miquilena, que hasta comienzo de año fue un estrecho aliado de Chávez, condenó la represión por tratarse de "una criminal agresión sin precedente".

Calificó las acciones de Chávez de ordenar sacar del aire las televisoras privadas y mandar a usar la fuerza pública para reprimir como "un autogolpe". "Se ha manchado las manos de sangre y es él el principal responsable" de lo ocurrido, expresó.

En tanto, el viceministro de seguridad ciudadana, general Luis Alberto Camacho Kairuz, anunció su renuncia "porque no puedo avalar con mi permanencia en el gabinete la perpetración de una matanza".

Rodolfo Briceño, comandante de los bomberos de Caracas, que acudió a las cercanías del palacio de gobierno para dirigir las labores de auxilio de los heridos, denunció la participación de francotiradores, quienes incluso dificultaron la labor de los socorristas.

"Tenemos versiones del contingente de bomberos que acudió a las cercanías de Miraflores (el palacio de Gobierno) que desde los techos de algunos edificios cercanos hombres uniformados le disparaban a las ambulancias", indicó Briceño.

El director del hospital José María Vargas, cercano al palacio de gobierno, donde fueron llevados los heridos, informó que por lo menos 10 persones murieron y 96 resultaron heridas. Y aclaró que contrariamente a lo que se creía, sigue con vida el fotógrafo del diario capitalino 2001, Jorge Tortoza, que fue herido de bala durante las refriegas.

Horas antes, Chávez, en un tono desafiante, desestimó que su gobierno esté debilitado como consecuencia de una huelga general indefinida y sostuvo que sus opositores se equivocan si creen que van a "sacarme del poder".

"Un paro nacional requiere de mucho tiempo, de una razón de peso, pero (esta huelga en cambio) ni razones de peso tiene desde el punto de vista laboral. La gran mayoría de los trabajadores han trabajado en estos días", dijo Chávez en una alocución al país.

Chávez había permanecido en silencio desde la noche del martes, y en medio de las continuas y masivas protestas. "Se equivocan si creen que Chávez va a caer", afirmó.

La oposición "pareciera no querer ver, oír y aceptar una realidad" de la legitimidad del gobierno, y apoyados por "campañas comunicacionales", pretenden "crear pánico" y "generar disturbios" para hacer ver ante el mundo que el país está en crisis.

Paralelamente, por órdenes de Chávez, fueron sacadas del aire las principales televisoras privadas, las cuales en un hecho sin precedentes en el país, interrumpieron la transmisión oficial para divulgar imágenes de los disturbios. Las televisoras reanudaron poco después sus transmisiones usando antenas satélitales.

Chávez justificó la medida alegando que las televisoras incurrían en la violación de las leyes venezolanas al negarse a emitir sin editar sus alocuciones y por "instigar a la violencia" a los venezolanos.

Según el alcalde Peña, los manifestantes fueron agredidos por agentes de la guardia nacional y reportó que decenas de heridos, algunos de ellos de gravedad, estaban siendo trasladados a hospitales cercanos.

"Chávez se quitó la careta. Este aprendiz de dictador de manera brutal ordenó reprimir una manifestación pacífica que puso en jaque su autoridad y arremetió contra los medios por denunciar lo que en verdad estaba ocurriendo", dijo Peña a periodistas.

"Estamos en presencia de una grave violación de la constitución y del régimen de libertades. Venezuela vive el peor momento de su historia", añadió Peña.

En medio de un mar de banderas nacionales, cacerolas, cornetas y pitos los manifestantes habían salido en respaldo de los trabajadores petroleros que fueron despedidos la semana pasado por el presidente Chávez mientras voceaban "PDVSA es Venezuela" y "viva la libertad".
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