DILI.- Unas 100.000 personas se encuentran concentradas en Taci Tolo, una gran explanada de las afueras de Dili, para celebrar la independencia de Timor Oriental cuando falta una hora para la proclamación oficial.
Muchos de los asistentes llegaron ayer al recinto, que se construyó para la visita del Papa en 1989, y otros aparecieron a primera hora de la tarde para participar en una multitudinaria misa ofrecida por el obispo de Dili y Premio Nobel de la Paz, Carlos Belo, en favor de la paz y la reconciliación.
El tráfico de vehículos de Naciones Unidas, utilizados para trasladar a las delegaciones internacionales, ha provocado largos atascos, aunque la mayoría de la ciudadanía acudió al lugar a pie tras recorrer los cinco kilómetros que separan el lugar de la capital.
"Andaría hasta cien kilómetros para celebrar nuestra independencia", aseguró a EFE el joven Joao, que con su gorra con los colores de la bandera timorense (rojo, amarillo y negro) caminaba por el polvoriento camino de Taci Tolo junto a su familia.
El pueblo aguarda la medianoche para celebrar el nacimiento de su Estado independiente disfrutando de espectáculos de danza y música local, interpretada por indígenas que portan lanzas, sombreros de plumas y el "sarong" -faldón típico de este territorio-.
Un escenario se ha habilitado en la explanada desde el que se proclamará la independencia.
El público, que disfruta de una noche cálida y un cielo plagado de estrellas, vive la última hora antes de la independencia en un ambiente festivo y tranquilo.
Tras la proclamación, se izará la bandera de la nueva nación, que mide 7,2 metros por tres y pesa 10 kilos.
