BEIJING.- Al menos setenta personas han muerto a causa de una serie de desprendimientos masivos de tierra provocados por las lluvias torrenciales que han golpeado durante las últimas 48 horas varios distritos y ciudades de la provincia de Hunan (sur de China), informaron hoy las autoridades locales.
Con anterioridad, la fuente había indicado que el número de víctimas mortales era de 47, pero este balance tuvo que ser revisado después de que los equipos de rescate encontrasen nuevos cuerpos sin vida.
Las lluvias torrenciales, las peores que se han registrado en la región durante la última década, han afectado a 3,5 millones de personas de las poblaciones de Chengzhou, Henyang, Yongzhou y Zhuzhou, donde se han decretado medidas de urgencia especiales para socorrer a los damnificados.
En la ciudad de Chengzhou, la más afectada, el 45 por ciento de las zonas urbanas han quedado anegadas, señala un funcionario del Gobierno provincial de Hunan en declaraciones reproducidas por la agencia estatal Xinhua.
Los daños materiales han sido cuantiosos en esa provincia de clima semi tropical, y se calculan unas pérdidas de unos 2.000 millones de yuanes (unos 240 millones de dólares), según los primeros datos preliminares.
’’Los próximos dos días serán cruciales para la provincia ya que va a ser dura la lucha contra las inundaciones’’, señala el parte oficial, que da a entender que se esperan nuevas riadas en el sur de China.
Mientras tanto continúa un ’’rígido’’ seguimiento de la crecida de las aguas en los ríos Yangtzé y Amarillo, que con sus más de 5.000 kilómetros recorren casi toda China de este a oeste.
Equipos de expertos siguen las 24 horas del día la evolución de estas corrientes fluviales para estar preparados ante cualquier emergencia, ya que el periodo de las lluvias torrenciales no termina hasta finales de septiembre.
Más de mil personas han muerto en veinte provincias chinas desde el pasado mes de mayo a causa de las riadas que han dejado sin hogar a decenas de miles de familias, principalmente en las zonas más vulnerables a los tifones.
En China se teme que se repita la tragedia de 1998, cuando una serie de desbordamientos del Yangtzé mató a más de 4.000 personas y se tuvo que movilizar a cientos de miles de efectivos del Ejército para reforzar con sacos de arena y piedras las riberas de ese río, que desemboca en el Mar del Este de China, junto a Shangai.
