HECELCHAKAN, México.— Los habitantes de la península de Yucatán sacaron lodo con palas de sus hogares y avanzaron a través de campos inundados el martes después de que la tormenta tropical Isidore abandonó la región, dejando tras de sí dos muertos y 300.000 damnificados para volver a entrar en las aguas del Golfo de México.
El sol comenzó a abrirse paso a través de las nubes y la lluvia escampó sobre la península.
Los arqueólogos salieron a peinar las ruinas mayas en inspecciones de emerencia, señaló Carlos Macedonio, del Instituto Estatal de Arqueología e Historia de Yucatán.
"Hemos recibido informaciones de radio (desde las ciudades mayas) de Chichén Itzá y de Uxmal, y no hubo más daños que algunos árboles derribados por los vientos", señaló.
En la zona arqueológica de Oxkintok, que data de hace 1.700 años, el guardia Francisco Sánchez señaló que ni la pirámide ni las construcciones aledañas sufrieron daños y soportaron bien la tormenta. "Es que ya estaban en ruinas", bromeó.
Por su parte, Josefa Delgado, una portavoz de la oficina del medio ambiente, señaló que las autoridades aún están evaluando los daños ocurridos en las principales reservas ecológicas de la región. "Aún no tenemos cifras concretas", añadió.
En la capital mexicana, el Presidente Vicente Fox se reunió el martes con miembros de su gabinete durante varias horas para discutir maneras de cómo coordinar mejor las labores de limpieza desde el nivel federal.
La tormenta tropical Isidore se desplazaba sobre aguas abiertas el martes hacia la costa estadounidense del Golfo de México, después de azotar la península de Yucatán con lluvias intensas y vientos fuertes. ¶
El Centro Nacional de Huracanes en Miami advirtió que la tormenta volvería a adquirir fuerza de huracán al desplazarse sobre el golfo
