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Criminólogos: Francotirador tiene "sed de poder"

Los expertos coinciden en que el hombre quiere probar su poderío, tal como lo demuestra la frase "Señor policía, soy dios", hallada en una carta de tarot en uno de los lugares del crimen.

22 de Octubre de 2002 | 16:42 | AFP
WASHINGTON.- El asesino de Washington es alguien con "sed de poder" más que un francotirador experimentado, coinciden en señalar este martes los criminólogos, que tratan de descifrar la personalidad del atacante para poder establecer sus puntos débiles.

"Es un ser perturbado que cree que tiene el poder de la vida y la muerte en sus dedos", opinó Charles Bahn, profesor de sicología legal del John Jay College de justicia penal en Nueva York. "A lo mejor soñó con ser considerado alguna vez un tirador de élite", agregó.

El asesino emplea balas de calibre 5,56 mm, que pueden ser disparadas a gran distancia con un fusil. Este tipo de armas y municiones son fáciles de comprar en Estados Unidos y la precisión de la trayectoria de la bala no requiere de un talento particular, dicen los expertos.

El sentido práctico del tirador lo ha hecho elegir, como escenario de sus crímenes, lugares cercanos a salidas de carreteras, lo que le permite aprovechar los minutos de estupor de los testigos para escapar sin ser visto.

Estas circunstancias llevan a Arnett Gaston, profesor de sicología de la Universidad de Maryland, a considerar que esta persona tiene "más suerte que talento".

"No se necesita una mente brillante para elegir víctimas al azar", destaca. Aunque precisa que sólo un interrogatorio podría permitir determinar si los ataques se realizan en base a un plan.

"Cuando sea examinado por los psicólogos y psiquiatras, talvez se descubra que tiene un problema de personalidad o que talvez actúa bajo el efecto de una psicosis", estima Gaston.

Para Bahn, es probable que estos hechos traduzcan un malestar, que el asesino haya sufrido "decepciones", en su vida familiar, amorosa, amical o talvez una mala experiencia militar. Talvez entonces se "desconectó" y decidió recuperarse solo.

Sin especular por sus motivaciones, los expertos están de acuerdo en un punto: el francotirador quiere probar su poderío, tal como lo demuestra la frase "Señor policía, soy dios", hallada en una carta de tarot en uno de los lugares del crimen.

"Trata de probar que él es el que manda, que es el superior, tiene tendencia a burlar a la policía y dar la impresión que puede actuar en relativa impunidad", destacó Gaston.

Sin embargo su ego no puede sentirse verdaderamente halagado si nadie sabe quien es, lo que lo habría empujado a hablar con la policía, aun bajo el riesgo de ser descubierto. "Esta es otra expresión de su nivel de poder", dice el experto.

A juzgar por los otros casos de asesinatos en serie del pasado, Gaston cree que el atacante buscará afirmar cada vez más su dominio porque "el poder es como una droga" y se requieren dosis cada vez mayores.
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