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FBI investiga posibles vínculos entre Arabia Saudí y atentados en EE.UU.

Dan Barlett, portavoz del Gobierno estadounidense, confirmó hoy que el Departamento de Justicia investiga si funcionarios de alto rango saudí canalizaron, a sabiendas, elevadas sumas a quienes EE.UU. acusa de haber perpetrado los atentados.

23 de Noviembre de 2002 | 17:19 | EFE
WASHINGTON.- El FBI investiga posibles vínculos financieros entre el Gobierno de Arabia Saudí y dos estudiantes que, a su vez, ayudaron a establecerse en Estados Unidos a dos de los presuntos terroristas de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

La delicada situación podría causar fisuras en las relaciones entre Washington y ese importante aliado en el Golfo Pérsico.

Un portavoz del Gobierno estadounidense, Dan Barlett, que acompaña al Presidente George W. Bush en su gira por Europa, confirmó hoy que el Departamento de Justicia investiga si funcionarios de alto rango saudí canalizaron, a sabiendas, elevadas sumas a quienes EE.UU. acusa de haber perpetrado los atentados.

Barlett reconoció, no obstante, lo difícil que es rastrear el entramado financiero de grupos terroristas como Al Qaeda, porque la mayor parte de su financiación es "al contado".

Las pesquisas de la Oficina Federal de Investigación (FBI), publicadas en la página de Internet de la revista Newsweek, se suman a las que realizó un comité conjunto del Congreso sobre el envío de dinero a los estudiantes Omar al Bayoumi y su socio, Osama Basnan.

Ambos vivían en San Diego (California) y habrían ayudado financieramente a Khalid al Mihdar y Nawaf al Hazmi, dos de las 19 personas involucradas en los atentados del año pasado.

El comité conjunto del Congreso, que realizó numerosas audiencias a puerta cerrada sobre las fallas de seguridad de la Agencia Central de Información (CIA) y el FBI, presentará al Gobierno un informe confidencial el mes próximo.

Al Mihdar y Al Hazmi estaban a bordo del avión de American Airlines que se estrelló contra el Pentágono, la mañana en que otros dos aparatos derribaron las Torres Gemelas de Nueva York.

Las autoridades creen que Al Bayoumi ayudó a los dos presuntos terroristas con el pago del alquiler cuando éstos vivieron en San Diego.

Según Newsweek, que cita fuentes policiales anónimas, Al Bayoumi se hizo amigo de Al Mihdar y Al Hazmi y les ayudó con una suma mensual de cerca de 3.500 dólares, a través de una cuenta del Banco Riggs, en la capital estadounidense.

La cuenta pertenece a la princesa Haifa al Faisal, esposa del embajador saudí ante la Casa Blanca, el príncipe Bandar bin Sultan, e hija del fallecido rey Faisal.

El Gobierno saudí, que ha prometido cortar las fuentes de financiación del terrorismo en su país, ha dicho que cooperará con las investigaciones en curso.

El FBI dijo el viernes que Al Bayoumi salió de EEUU en julio de 2001 y que fue detenido en el Reino Unido por fraude en su visado. Más tarde fue puesto en libertad porque EE.UU. no tenía causa suficiente para pedir su extradición.

Se cree que Al Bayoumi, que siempre negó cualquier vínculo con Al Qaida o con el terrorismo, se encuentra en territorio saudí.

Aun después de julio, los pagos mensuales, de aproximadamente la misma cantidad, continuaron a nombre de Basnan, un presunto simpatizante de Al Qaida.

Algunas fuentes de Washington advierten que, por ahora, no hay pruebas contundentes sobre el vínculo entre el Gobierno saudí y los terroristas, y todavía las autoridades no tienen claro el propósito de los pagos provenientes de la cuenta de la princesa Haifa.

Las autoridades se apresuran a explicar que, al igual que muchos otros inmigrantes, entre los saudíes es común extender una mano amiga a compatriotas pobres en Estados Unidos.

Quince de los 19 presuntos piratas aéreos eran de origen saudí, lo que provocó críticas y sospechas de que el Gobierno saudí, quizá, estuvo al tanto de los planes terroristas.

Osama bin Laden, responsabilizado por la tragedia del 11-S, también es de origen saudí, al igual que decenas de miles de árabes que combatieron a la antigua Unión Soviética en Afganistán.

Ahora, la posibilidad de que existan esos vínculos u otra complicidad crispa los nervios al Gobierno de EE.UU., que considera a Arabia Saudí -su principal fuente de petróleo en el exterior- un valioso aliado en su lucha antiterrorista y en una eventual guerra contra Irak.
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