MELBOURNE.- Los bomberos australianos consiguieron hoy controlar gran parte de los incendios que cercan a Sydney y que han carbonizado más de 600.000 hectáreas esta primavera en Nueva Gales del Sur.
La tenue llovizna que cubre hoy ese estado australiano continuará mañana, según las previsiones, lo que ofrece cierto respiro a las más de 4.500 personas que combaten el fuego sin cesar desde hace días, informó el comisario del Servicio Rural de Bomberos, Phil Koperberg.
Sólo desde el pasado miércoles, cuando en espacio de una hora se declararon una treintena de incendios en los alrededores de Sydney, la mayor ciudad del país, dos personas han perdido la vida y un total de 48 casas y 120.000 hectáreas han quedado calcinadas a causa del fuego.
A pesar de que, según Koperberg, el peligro sigue presente, y de que los bomberos continuarán trabajando durante las próximas jornadas para reforzar las medidas de prevención y contención, muchos de los afectados ya han empezado a pensar en el futuro inmediato, reconstruir sus propiedades arrasadas.
El líder del Gobierno de Nueva Gales del Sur, Bob Carr, visitó esta mañana a los afectados, entre ellos el matrimonio formado por Neville y Miriam Burkett, cuyas tres casas construidas en una misma propiedad han quedado reducidas a cenizas.
Los Burkett cuentan desde hoy con 5.000 dólares en su cuenta bancaria, una ayuda para gastos inmediatos que el Gobierno ha otorgado a cada uno de los 50 individuos o familias damnificadas con capital procedente del Fondo de Alivio para Desastres de la Comunidad, que se nutre de aportaciones realizadas por ciudadanos.
En las Montañas Azules, situadas a unos 90 kilómetros al oeste de Sydney, las barreras de contención establecidas alrededor de los incendios que acecharon los bosques y viviendas de la zona durante la noche no impidieron que el fuego volviera hoy a aumentar, aunque sin hacer peligrar ninguna casa.
Anoche, gigantescas llamas de hasta 40 metros de altura se llevaron por delante dos domicilios y llegaron a la puerta del casi centenario Hotel Hydro Majestic, aunque sin obligar a evacuar a los huéspedes.
El personal y los clientes esperaron en el interior mientras observaban a los helicópteros lanzar agua sobre el edificio hasta que ganaron la lucha contra el fuego.
A pesar de que los incendios más cercanos a Sydney están bajo control, las autoridades han recomendado a las personas que sufran problemas respiratorios que tomen precauciones para protegerse de la espesa capa de humo que cubre la ciudad, mientras la preocupación se mantiene en la costa sur de Nueva Gales del Sur.
Las condiciones han sido extremas y desconocidas hasta ahora, explicó Koperberg, pues los vientos, de una velocidad superior a los 60 kilómetros por hora, avivaron las llamas y las impulsaron a través de los áridos bosques de la región.
Se cree que varios de los incendios fueron provocados, aunque por ahora las autoridades sólo han detenido a un joven de 18 años que se sospecha encendió uno de los fuegos y que, de ser declarado culpable, puede cumplir una pena de hasta catorce años de cárcel.
La gravedad de los incendios de esta primavera radica en que se han producido en medio de la sequía más grave de los últimos cien años, que está afectando seriamente a la economía del país y, especialmente, a los granjeros de toda Australia.
El Primer Ministro australiano, John Howard, alertó hoy de que "estamos sólo a 9 de diciembre y la gran preocupación, tanto para las 50 familias que ya han perdido sus hogares como para otros que pueden encontrarse en la misma situación, es que aún tenemos por delante un largo y caluroso verano (austral)".
Howard anunció nuevas medidas de asistencia en las que se invertirán 200 millones de dólares, que elevan a 400 millones las ayudas totales por la sequía, con subsidios a los tipos de interés sobre préstamos bancarios y un acceso más fácil a medidas de apoyo de la seguridad social para los granjeros afectados.
