KASSEL.- El sector público alemán dio el jueves un paso más hacia una huelga de tres millones de trabajadores en enero, después que el fracaso de negociaciones salariales asestó un nuevo revés al gobierno del canciller Gerhard Schroeder.
Después de una sesión de negociaciones que se extendió toda la noche y culminó en fracaso poco antes del amanecer, el gigantesco sindicato Verdi, que agrupa a los trabajadores del sector público y representantes de los empleados del gobierno dijeron que buscarían arbitraje formal para tratar de resolver su disputa.
Si el arbitraje fracasa, Alemania enfrentaría el mes próximo una huelga de enfermeras, conductores de autobuses y bomberos que podría arruinar cualquier oportunidad de recuperación de la economía más grande de Europa y agravar aún más la caída de la popularidad de Schroeder justo antes de unas elecciones estatales clave.
Tras el fracaso de las negociaciones, el líder de Verdi, Frank Bsirske, dijo que la negativa del gobierno a hacer una oferta salarial aceptable había empujado al país al borde de una huelga de consecuencias catastróficas.
La inminencia de la huelga representa otro golpe para Schroeder, quien ganó un segundo mandato en septiembre pero ha visto su popularidad caer más que la de cualquier otro gobierno de la posguerra en medio de alzas de impuestos orientadas a cubrir enorme huecos presupuestarios.
Además, se produce tras otro revés sufrido el miércoles, cuando el máximo tribunal del país declaró inconstitucional una ley de inmigración defendida por el gobierno.
"Los empresarios han abierto el camino al conflicto, y tendrán conflicto", dijo Bsirske a periodistas tras más de 13 horas de negociaciones en la ciudad central de Kassel.
El ministro del Interior, Otto Schily, hablando a nombre del gobierno federal, dijo que había ofrecido reanudar las conversaciones en enero.
"No creo que el sindicato esté teniendo lo suficientemente en cuenta el difícil estado de las finanzas públicas", dijo Schily.
El sindicato dio esta semana a Alemania un ejemplo de lo que podría venir con huelgas de advertencia que provocaron retrasos en el transporte y cientos de cancelaciones de vuelos.
La última huelga del sector público en 1992 golpeó fuertemente la economía cuando un transporte poco regular, la basura sin recoger y el correo sin repartir, causaron caos en un país famoso por su confiable transporte y su limpias ciudades.
El impacto de la huelga se sintió en toda Europa.
