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NASA estudia problemas temperatura en parte izquierda de la nave

La investigación técnica de las causas de la catástrofe que el sábado desintegró el transbordador espacial Columbia y en la que murieron sus siete astronautas, podrá tardar semanas o incluso meses, pero los especialistas de la agencia espacial ya saben por dónde empezar.

02 de Febrero de 2003 | 09:06 | EFE
WASHINGTON.- Los técnicos de la NASA centran sus investigaciones sobre el Columbia en los problemas de temperatura en la parte izquierda de la nave, y estudian la posible relación con el desprendimiento de un fragmento de aislante durante el lanzamiento.

La investigación técnica de las causas de la catástrofe que el sábado desintegró el transbordador espacial Columbia y en la que murieron sus siete astronautas, podrá tardar semanas o incluso meses, pero los especialistas de la agencia espacial ya saben por dónde empezar.

El Columbia se desintegró a unos 62 kilómetros de altura, durante la fase crítica de su proceso de aterrizaje, ya que la fricción con la atmósfera produce unas temperaturas enormes y la nave debía realizar un giro sobre su eje para poner proa hacia Florida.

Los investigadores pusieron inmediatamente su atención en el día del lanzamiento, el 16 de enero pasado. Apenas un minuto después de iniciar su vuelo, un fragmento de espuma aislante del depósito de combustible exterior del Columbia se desprendió y golpeó el ala izquierda del transbordador.

En esa misma ala se comenzaron a detectar los problemas de los sensores de temperatura sólo siete minutos antes de la catástrofe.

Ron Dittemore, jefe del programa de Transbordadores de la NASA, señaló que "no sabemos muy bien en qué parte del ala golpeó" el fragmento, y añadió que en su momento "se juzgó que no suponía una preocupación para la seguridad".

Dittemore reconoció que "no se puede descartar que pueda haber una conexión".

Antes del aterrizaje, los responsables de la misión estudiaron las imágenes del lanzamiento y llegaron a la conclusión de que, si el fragmento de aislante causó algún tipo de daño a la cubierta de losas cerámicas que protege el exterior de la nave, el efecto debía ser mínimo.

Los transbordadores tiene más de 20.000 de esas losetas de material cerámico que absorben el calor que se genera con la fricción de la atmósfera.

Las losetas se calientan a más de 1.100 grados centígrados, pero en el borde de ataque de las alas alcanzan más de 1.600 grados.

Un problema en la cubierta cerámica puede conducir a un calentamiento en el interior de la nave y a consecuencias potencialmente catastróficas.

Cuando se desintegró, el Columbia viajaba a más de 20.000 kilómetros por hora, unas 18 veces la velocidad del sonido.

Dittemore aludió a que se había detectado un "excesivo calentamiento estructural" en los datos que diversos sensores envían continuamente desde la nave.

Más adelante, precisó que tal vez había "exagerado" esa afirmación, pero sí dejó claro que, siete minutos antes de la catástrofe, se detectaron problemas de temperatura en la parte izquierda de la nave y en la presión de la rueda del tren de aterrizaje de ese lado.

Después, se dejaron de recibir los datos de una docena de sensores de temperatura en la parte izquierda del transbordador.

Precisamente, la última comunicación del control de Houston con el Columbia se refería a la falta de datos técnicos.

Una posibilidad que han comenzado a apuntar varios expertos en vuelos espaciales es que se registrara un colapso estructural total debido a un problema en el ángulo de aproximación del Columbia a la tierra.

Los transbordadores espaciales inician el proceso de aterrizaje con un breve encendido de los motores para acercarse a la atmósfera.

A continuación, se apagan los cohetes y la nave se limita a planear, en un vuelo controlado por computadoras.

A fin de reducir la velocidad, que alcanza más de 25.700 kilómetros por hora, la naves realizan una serie de giros destinados a aumentar la fricción para obtener un frenado aerodinámico.

El Columbia se desintegró en el momento en que debía realizar un fuerte giro sobre su eje para frenar aún más y encarar la ruta de aproximación hacia la pista de Cabo Cañaveral (Florida).

En esas circunstancias, cualquier problema o error puede ser muy grave. "Ese tipo de fuerzas pueden destrozar la nave espacial", señaló un experto a la cadena de radio CBS.

En cambio, por ahora no se ha hablado de un estallido de los cohetes o el combustible, ya que los motores estaban apagados en el momento de la catástrofe.
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