ROMA.- El misterioso "capo máximo" de Cosa Nostra, Bernardo Provenzano, prófugo desde 1963, dejó de ser un fantasma para el mundo después de que las autoridades trazaron el primer retrato robot del temido mafioso.
El llamado "jefe de jefes" de la mafia siciliana, acostumbrado a rondar sigilosamente desde hace 42 años por casi toda Sicilia, tenía un aspecto desconocido tanto para sus leales anfitriones como para sus ancestrales enemigos.
Condenado seis veces a cadena perpetua, Provenzano, que tiene hoy en día 72 años, rey y señor de las actividades del hampa italiana, acusado de haber planeado en 1992 los asesinatos de los dos jueces símbolo de la lucha contra la mafia, Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, no tenía rostro ni voz para las autoridades italianas que lo persiguen desde hace más de cuarenta años.
La única fotografía del jefe mafioso que tiene la policía es de 1958, cuando era un joven "capo" del pueblo de Corleone, la cual sirvió de base a la policía para trazar en 1996 un primer retrato computarizado, que muestra a un hombre de nariz ancha, frente elevada y ojos pequeños.
Gracias a las recientes revelaciones de un arrepentido de la mafia, Nino Giuffré, quien fue por años su mano derecha y se reunió con él en numerosas ocasiones, el retrato del hombre fue actualizado a pedido del magistrado de Palermo Pietro Grasso.
El nuevo retrato, que revela un hombre envejecido, canoso, enfermo y achacado, fue retocado gracias a la colaboración de los médicos y enfermeras que lo atendieron en el 2003 en Marsella (Francia) cuando fue operado de la próstata en una clínica bajo otra identidad.
Aunque prácticamente todos sus cómplices han sido capturados, se cree que Provenzano sigue manejando las actividades de la organización criminal y ha transformado la Cosa Nostra en algo mucho más secreto y difícil de combatir.
Para los investigadores que intentan capturar a Provenzano, apodado "El Tractor" por arrasar vidas ajenas, la reciente grabación de su voz puede contribuir a su detención y permite evitar confusiones, como las surgidas recientemente, cuando la policía bloqueó en Roma a un bombero que se le asemeja.
Las palabras del padrino siciliano, grabadas por micrófonos espías colocados en una casa de campo de las inmediaciones de Palermo en el 2000, estaban marcadas por el fuerte acento de dialecto siciliano, eran tranquilas y suscitaban respeto en sus interlocutores.
