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Los ingeniosos métodos de narcotraficantes en Colombia

La policía local cada vez tiene más problemas para detectar el contrabando en los aeropuertos, ya que los delincuentes utilizan todo tipo de objetos y fórmulas para evitar ser sorprendidos.

10 de Mayo de 2005 | 15:10 | AFP
BOGOTÁ.- Un óleo de la "Santa Cena", una partitura, una botella de buen vino tinto y hasta una prótesis dental, son algunos de los ingeniosos medios que traficantes colombianos han usado para enviar droga a Estados Unidos y Europa.

"La imaginación es impresionante. La idea es nunca dejar de pensar que la droga puede ir en cualquier cosa, en lo que uno menos crea. Tenemos que tener mucha malicia", dice a AFP un agente de policía en el aeropuerto Eldorado de Bogotá.

El policía, que prefirió el anonimato, cuenta cómo los agentes deben ingeniárselas cada día en los aeropuertos internacionales de Colombia para tratar de adivinar la nueva modalidad que están empleando los traficantes de droga.

"Pero vamos siempre atrás. Ya le combatimos mucho lo de los dulces, ellos ya lo saben. Ahora están usando la droga encauchetada, la que va adherida al caucho de las maletas. La única forma de detectarla es haciendo la prueba de narcotex", explica.

Cursos de detección

Para detectar la droga, los policías reciben cursos especializados donde aprenden a inspeccionar documentos, entrevistar, evaluar el comportamiento de las personas, detectar narcóticos y manejar pruebas de narcotex, un químico que se aplica a una sustancia que cuando es cocaína da un azul intenso.

"A la gente se le hace raro que yo coja la ropa la toque y la huela, pero es que la impregnan, como una loción, la ropa sabe y huele a droga. Cuando esa ropa llega a su destino le hacen un lavado con un químico y lo que escurren eso lo vuelven droga", explica el policía.

Y es que la "encaletan" (esconden) en biblias, zapatos de goma, botones, maletas de doble fondo, aparatos eléctricos, ropa, candelabros, lámparas, osos de peluche, cremas, bolígrafos, el CD de moda, el lomo de un libro, cinturones, calzones, cristos redentores y vírgenes sufridas, añade el agente.

En su labor se ayudan de perros amaestrados, pero la buena dosis de malicia que los policías deben de tener los lleva a realizar una revisión más exhaustiva a "algunas personas que reúnen ciertos perfiles. A esos les pedimos que acepten hacerse una radiografía", asegura.

Yuri, una joven de 19 años oriunda de Cali -suroeste- y que está recluida en la cárcel de mujeres de El Buen Pastor, fue una de ellas. Desempleada, aceptó llevar en su estómago 60 cápsulas de cocaína y cayó, según ella "sapeada" -denunciada- en el aeropuerto de Bogotá.

"Me quedé petrificada"

"Me habían asegurado que no se iba a ver. Cuando salí de la maquinita me quedé petrificada al mirar la radiografía en el computador. Dios mío parecía una camándula (un rosario). Los policías se felicitaban, parecía que habían ganado el baloto (lotería)", contó Yuri.

El perfil de un correo humano de la droga ha variado en los últimos años. "Hemos encontrado una serie de profesiones, artes y oficios, no son las mulas que antes se encontraban, que eran sin estudio, de un bajo nivel intelectual", dice el director de la Policía Aeroportuaria, coronel Nicolás Muñoz.

"Hoy encontramos estudiantes universitarios, abogados, ingenieros, profesores. El común denominador sería que son personas que siempre aducen tener problemas económicos y en la mayoría de los casos desempleados", agregó el oficial.

Un 55% de las mulas detenidas son personas con estudios universitarios y un 80% es de clase media, precisó Muñoz.

Armado con su "chucito" -cuchillo pequeño-, el agente prosigue en el aeropuerto su labor de punzar todo tipo de objetos, mientras dice: "Uno nunca se va a cansar de buscar y ellos nunca se van a cansar de inventar".
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