CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Benedicto XVI inauguró un encuentro de tres semanas entre obispos de todo el mundo, con una misa dominical en la Basílica de San Pedro, en lo que representa el acto de mayor relevancia por parte del pontífice en el Vaticano desde que fue elegido.
Algunos asistentes aplaudieron al paso de Benedicto, vestido con una túnica verde y antecedido por mas de 250 obispos, cardenales, cabezas de las órdenes religiosas y otros clérigos de unos 118 países, quienes participarán en el Sínodo de Obispos.
Oficialmente, el sínodo fue convocado con el objetivo de discutir la Eucaristía. Los obispos harán recomendaciones sobre ciertos aspectos de ese sacramento, para que el Papa los considere.
Pero varios asuntos serían abordados bajo ese tema principal, y podrían generar un debate entre los obispos. Entre esos temas está si la comunión debe ser impartida a los políticos católicos que apoyan el derecho al aborto o a las personas divorciadas que vuelven a contraer matrimonio sin anular el anterior.
La falta de sacerdotes, la posibilidad de que el celibato contribuya con ésta y el descenso de la asistencia de fieles católicos a las misas también serán analizados.
"Oremos para que el Espíritu Santo ilumine, inspire y guíe los trabajos del sínodo, y nos lleve a la caridad, el acuerdo y al servicio de la verdad", dijo Benedicto en sus primeras plegarias.
Aunque el sínodo se enfoca en el papel de los obispos para ayudar a que el Papa guíe a la Iglesia, la atención se concentrará en Benedicto, dado que representa su primera reunión importante desde el 19 de abril, cuando fue elegido.
Muchos de los participantes han señalado los cambios que Benedicto XVI ha realizado en la organización del sínodo como evidencia de que quiere que sea más un intercambio de ideas entre colegas y no tan sólo un encuentro con un resultado previamente dispuesto.
Los obispos hablarán durante seis minutos en lugar de ocho, lo que permitirá una hora de discusión abierta al final de cada día.
