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WASHINGTON.- La visita que la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, realizó a principios de esta semana a Canadá durante 23 horas, la mayor parte de las cuales pasó junto a su colega del país vecino, Peter MacKay, desató una inusual ola de rumores de romance sobre los dos ministros.
"La diplomática más influyente del mundo y el soltero más codiciado de Ottawa parecen estar llevándose muy bien", sintetizó el Toronto Star en su crónica sobre el viaje de Rice al remoto pueblo natal de MacKay en Nueva Escocia.
Para alimentar todavía más las columnas de chismes, MacKay aprovechó la visita para presentar a Rice a sus padres.
Desestimando las especulaciones
"La familia significa mucho para mí, adonde quiera que uno vaya nada es tan importante como una familia fuerte y grande", dijo la Canciller estadounidense a la prensa, tratando de minimizar el hecho.
También el Departamento de Estado debió salir a poner el freno a las especulaciones sobre la simpatía entre MacKay y Rice, quien es diez años mayor que el canadiense, un apuesto político rubio, bronceado y apenas abandonado por su novia.
La cena que mantuvieron ambos el lunes por la noche no se llevó a cabo "a la luz de las velas", dijeron voceros de la cancillería estadounidense.
Además, precisaron, de la cena participaron "catorce colaboradores y seis guardaespaldas".
"Fue una cena bien iluminada, con uso de energía eléctrica", dijo un portavoz de Rice.
El clima romántico fue aprovechado por los pacifistas canadienses, quienes -al día siguiente de una aparición pública de los dos ministros- desplegaron un cartel que les proponía: "Pete, Condi, hagan el amor y no la guerra".
