“Que Correa quiere ser otro Chávez, que queremos convertir a Ecuador en otra Venezuela, ese va a ser el caballo de batalla” de quienes quieren combatir la asamblea constituyente, afirmó el jefe de Estado, durante su acostumbrado diálogo radial.
Aclaró que “ni si quiera conozco el estatuto (de la asamblea) que presentó (Hugo) Chávez”, pero esa es la versión de quienes quieren crear incertidumbre, dijo en alusión a los partidos de oposición del congreso.
Correa aseguró que el estatuto que plantea para reglamentar una eventual asamblea de plenos poderes, que deberá ser aprobada o negada en las urnas el 15 de abril, es “abierto” y garantiza la participación democrática.
El documento en estudio por parte del Tribunal Supremo Electoral establece que los candidatos a asambleístas tanto de partidos políticos como de movimientos sociales e independientes deberán recolectar cerca de 90.000 firmas de respaldo. También garantiza la publicidad equitativa financiada por el Estado ecuatoriano.
Durante su intervención, Correa insistió en que su afán no es “perpetuarse” en el poder y como muestra de ello reiteró que el primer día de funcionamiento de la asamblea constituyente, cuya aprobación da por hecho, pondrá su cargo a disposición de la misma.
“Para que vean que no queremos ser ningún dictador vitalicio”, el único objetivo es sacar al país del bloqueo económico, político, social en el que “lo ha hundido la partidocracia”.
Consideró que es su derecho legítimo promocionar el voto positivo en la consulta popular por ser la asamblea constituyente parte del plan de gobierno.
Consultado sobre si utiliza recursos del Estado para la difusión dijo: “¿Dónde está el problema si por eso votó el pueblo ecuatoriano? Yo no tengo recursos yo no soy (Álvaro) Noboa para pagar de mi bolsillo”.
Diputados de oposición reclamaron una publicidad adelantada en favor de la asamblea constituyente, financiada con recursos estatales.
El presidente izquierdista insistió que sólo la asamblea permitirá acabar con la partidocracia a la cual calificó de “mafias políticas” que siguen órdenes de sus líderes, en lugar de obedecer el mandato popular.
