Miles piden al Partido Comunista de China que adopte reformas democráticas

BEIJING.- En una inusual y arriesgada petición, un total de 12.150 víctimas de injusticias sociales y económicas firmaron una carta pidiendo al Partido Comunista de China (PCCh) que adopte reformas democráticas pocos días antes de un congreso clave.

En su carta, los firmantes piden al partido que gobierna China desde 1949 que inicie reformas políticas que incluyan la protección de la libertad de expresión, de prensa y de asociación, tal y como está recogido en la Constitución de China.

Añaden que se ponga fin a la expropiación ilegal de tierras (principal motivo de crispación social en China), el creciente desempleo en el Ejército, privatizaciones corruptas de empresas estatales y juicios arbitrarios.

Al mismo tiempo, exigen que finalice la persecución de los firmantes, en su mayoría "peticionarios" ("shang fang") de las 30 provincias chinas (excepto Tíbet), víctimas de injusticias que tras haber agotado todas las vías legales en sus provincias de origen acuden a Beijing para pedir la intervención del gobierno.

Miles de ellos viven en la capital a la espera de una respuesta, por lo que se han convertido en una bomba de relojería social.

Los peticionarios están siendo perseguidos por el PCCh cada vez con mayor dureza, sobre todo en momentos clave como el XVII Congreso del PCCh que se celebrará desde el lunes en Beijing, cuando estas víctimas intentan acercarse a los líderes para exigir Justicia.

En este sentido, el periódico "South China Morning Post" informa hoy que la seguridad en el estalinista Hotel Jingxi, sede del congreso, se ha endurecido.

"Las tensiones en las áreas rurales por los problemas mencionados están intensificándose", explicó hoy confidencialmente un activista de Derechos Humanos.

"Y esto se refleja en el número de peticionarios y en su atrevimiento (al escribir esta carta), a pesar de los riesgos", agregó esta fuente.

Entre los riesgos a los que se enfrentan estos peticionarios se encuentran la detención, la intimidación, el envío forzoso a sus provincias, y la retención en "cárceles negras" ilegales en Beijing o en "campos de reeducación por el trabajo" ("lao gai").

Los firmantes exigen que se libere a los detenidos.

La adopción de un sistema capitalista hace tres décadas en China ha provocado una abismal desigualdad en el reparto de la riqueza, con el consecuente aumento de revueltas sociales que desafían el poder del PCCh.