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Presidente paquistaní renuncia a la jefatura del Ejército para asumir como Mandatario civil

En una emotiva ceremonia, Pervez Musharraf entregó el bastón protocolario a su sucesor, el general Ashfaq Kayani. Mañana asumirá como Jefe de Estado civil, lo que ayudaría a desactivar la crisis política por la que atraviesa el país.

28 de Noviembre de 2007 | 09:59 | AP

RAWALPINDI.- El Presidente paquistaní, Pervez Musharraf, renunció hoy a la comandancia del Ejército, en una decisión fundamental de su plan para asumir mañana como un Mandatario civil y desactivar una crisis política.


La ex Primera Ministra Benazir Bhutto, marginada por el estado de emergencia que Musharraf impuso recientemente, acogió el demorado paso del Presidente de facto, pero advirtió que su partido tiene que decidir todavía si lo acepta como Jefe de Estado.


Gran Bretaña, que comparte la inquietud de Estados Unidos por el terrorismo islamista procedente de Pakistán, dijo que la decisión de Musharraf era "una parte importante" del plan del Presidente para restablecer el orden constitucional.


"Comprendemos la amenaza a la paz y la seguridad de Pakistán, pero he instado al Presidente Musharraf para que responda con el proceso democrático normal", dijo el Primer Ministro británico, Gordon Brown.


Durante el cambio de mando en la guarnición de Rawalpindi en las inmediaciones de la capital Islamabad, Musharraf -que tiene el rango de general- cedió el puesto al entregar el bastón protocolario a su sucesor, general Ashfaq Kayani, quien según la noción generalizada mantendrá la posición favorable a Occidente que ha tenido el Ejército.


"(Ustedes) son los salvadores de Pakistán", dijo Musharraf en un emotivo discurso ante los soldados mientras trataba al parecer de contener el llanto.


Centenares de oficiales de alto rango, políticos y civiles en general presenciaron la ceremonia desde las gradas montadas para la ocasión.


"Estoy orgulloso de este Ejército y tuve la suerte de haber sido el comandante del mejor Ejército del mundo", expresó Musharraf. "Ya no será su comandante (...) pero mi corazón y mi pensamiento estarán siempre con ustedes".


Desde que tomó el poder en un golpe de Estado en 1999, Musharraf ejerció los cargos de Presidente y comandante militar de Pakistán. Musharraf insiste en que continuar al frente de la Presidencia es un elemento vital para que el país se mantenga estable mientras regresa a la democracia.


Pero tendrá que superar las inquietudes de Bhutto y Nawaz Sharif, los dos ex primeros ministros que regresaron del exilio con ánimos de volver a ocupar el cargo.


Bhutto y Sharif amenazan con boicotear las elecciones parlamentarias de enero, aunque ya se registraron como candidatos y advierten que no participarán en los comicios si la oposición unida adopta esa drástica medida.


Un dirigente prominente del partido de Bhutto calificó de "demasiado pequeña, demasiado tardía" la decisión de Musharraf de renunciar a la jefatura de las Fuerzas Armadas.


"Ahora las fuerzas políticas y la sociedad civil caminan en una dirección diferente, para transformar al país mediante lineamiento estrictamente democráticos", dijo Mian Raza Rabbani. "Quitarse el uniforme no le ayudará en absoluto a consolidar su gobierno", agregó.


El vocero de Sharif, Pervez Rasheed, coincidió en esencia con Rabbani. "Musharraf no se quitó el uniforme por su propia voluntad, sino por presiones de las potencias que lo instalaron y lo mantuvieron en el poder ocho largos años", dijo en referencia a Estados Unidos.


Musharraf prometió a finales de 2004 que dejaría su cargo militar, pero incumplió el ofrecimiento con el argumento de que el país necesitaba todavía de un liderazgo firme frente al extremismo islámico.


Ahora dejó el mando militar, como estipula la Constitución, una vez que tenía seguro un nuevo mandato como Presidente.


Musharraf fue reelegido por el Parlamento en octubre, pero la Corte Suprema debió ratificar la votación al desechar demandas que lo impugnaban debido a que la Constitución impide que un militar se elegido jefe de Estado.


Ante la inconformidad de los opositores, Musharraf impuso el estado de emergencia el 3 de noviembre, y despidió al presidente del máximo tribunal y a otros jueces independientes, a los que reemplazó por allegados. La ya renovada Corte Suprema aprobó su elección.

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