MANILA.- Al menos 20 personas murieron y diez siguen desaparecidas después de que dos corrimientos de tierras causados por las lluvias torrenciales sepultaran un pueblo en una región de minas de oro en el sur de Filipinas, informaron las autoridades.
El alcalde, Voltaire Rimando, anunció la recuperación de nueve cadáveres y renovó su petición para más donaciones y ayuda para los miles de desplazados por las inundaciones en Masara, pequeña aldea montañosa de la isla de Mindanao, una de las zonas más pobres del archipiélago.
Hasta ahora, las riadas han arrasado una treintena de casas y más de 5.000 residentes han huido por el temor a sufrir más inundaciones, mientras la intensidad de los aguaceros hace que sea muy peligroso acceder a las áreas más afectadas.
Policías y militares, apoyados por dos helicópteros de la Fuerza Aérea y trabajadores de las compañías mineras, trabajan a destajo para hallar a los desaparecidos, con escasa esperanza de hallarles con vida.
Hace un año, la misma aldea ya sufrió otro alud que causó diez muertos y llevó a las autoridades a recomendar el abandono de los yacimientos de oro, a lo que se opusieron residentes y empresas de extracción.
Filipinas sufre cada año inundaciones y deslizamientos de tierra en los que mueren decenas de personas, principalmente durante la estación lluviosa, que comienza a mediados de mayo o principios de junio y acaba en noviembre.
